Vivir no siempre es fácil. En ocasiones exige atreverse a cambiar cosas, adentrarse en territorios desconocidos, tomar decisiones complicadas, empezar nuevos proyectos, enfrentarse a personas o situaciones difíciles… Para ello, necesitamos coraje.
Habitualmente entendemos el coraje como una característica de personalidad: o se tiene o no se tiene. Sin embargo, la investigación confirma que el coraje es una capacidad entrenable. Según qué cosas hagamos podemos hacernos personas más o menos valientes. Veamos algunas formas de entrenar esta capacidad:
- Detecta los factores que te asustan o te bloquean. Defínelos claramente.
- Encuentra patrones en tu pasado: ¿Es algo nuevo o viene repitiéndose desde hace tiempo?
- Haz una lista de tus fortalezas y habilidades para resolver situaciones.
- Conoce tus puntos débiles: ¿Qué puede darte problemas? ¿Cómo contrarrestarlos?
- Haz un barrido de todas las situaciones en tu vida donde te sentiste valiente. ¿Qué tienen en común?
- Busca referentes. Haz una lista de personas que te resulten valerosas. Pueden ser familiares o conocidos, pero también personajes de ficción, personajes de la historia, etc. Piensa también en las personas de tu entorno: ¿cuándo han sido valientes? ¿Qué les ayudó?
- Modela tus referentes. Utilizar como modelo a otras personas nos puede guiar y hacer exitosos. ¿Cómo manejaría X esta situación específicamente? ¿Qué diría? ¿Qué pensaría? ¿Cómo se comportaría? También prueba a actuar “como si” fueras X; haz como una especie de representación en la que seas actor o actriz encarnando el papel de X.
- Visualízate siendo valiente y consiguiendo tu objetivo.
- No evites la situación temida: lánzate y enfréntate a ella con decisión. Y repite. Poco a poco cambiarás tu autoconcepto. Date permiso a fracasar en tu propósito, estás aprendiendo. Equivócate cada vez mejor.