Las sociedades evolucionan y con ellas también los modelos familiares. Ser abuelo hoy no es lo mismo que hace unas décadas. Los cambios sociales y económicos han modificado también las funciones de los miembros de la familia, y ha convertido a los abuelos en un pilar fundamental en la crianza de los niños, en ocasiones casi como progenitores secundarios.
Algunos de los elementos que lo han propiciado son:
- Inclusión de la mujer en el mercado laboral.
- Insuficientes políticas sociales que faciliten la conciliación entre la vida laboral y familiar.
- Aumento de la esperanza de vida y las condiciones de salud en los mayores. Ha generado la coexistencia de hasta cuatro generaciones (incluyendo bisabuelos).
- La proliferación de separaciones y creación de nuevas relaciones de pareja ha aumentado las denominadas familias ensambladas, y con ellas la aparición de una nueva figura: el abuelastro.
Diversidad de funciones
Ser abuelo hoy va más allá de contar antiguas historias de la familia y mimar a los nietos en momentos concretos. La necesidad de intervenir durante más tiempo en la crianza de los nietos está convirtiendo cada vez más la figura de los abuelos en responsables educativos y socializadores. Algunas de las principales funciones que está incorporando son:
- Instrumentales: Acompañar a los niños al colegio o al pediatra, participar en actividades extraescolares…
- Cuidados básicos: Comidas, aseo, etc.
- Disciplinarias: Hacer cumplir las diferentes normas y responsabilidades de los niños, refuerzos y castigos, etc.
- Escolares: Supervisar y ayudar en actividades académicas, asistir a tutorías, etc.
- Afectivas: Apoyo emocional, seguridad, fuente de cariño o incluso mediación en discusiones con los padres.
- Educativas: Transmisión de conocimientos y valores. Enseñar cosas concretas como atarse los cordones de los zapatos, pero también socializarse, gestión de problemas, etc.
- Lúdicas: Participar en juegos, ver la TV, ir al parque…
Principales dificultades del rol de abuelo
- Indefinición del rol: No siempre quedan claros los límites del cuidado por parte de los abuelos, lo que puede generar problemas respecto a lo que se espera de ellos.
- Estilos educativos diferentes de los padres, que puede generar solapamiento de criterios respecto a los niños. Pueden crearse dinámicas “buenos-malos”.
- Problemas físicos o bajo nivel de energía. En ocasiones los cuidados básicos de los niños pueden ser extenuantes por lo que no siempre les es posible dar las atenciones necesarias.
- Infravaloración de la labor de los abuelos por parte de los nietos, que los consideren “cuidadores de segunda”.
- Mediatización en la comunicación. Es importante recordar que entre los nietos y los abuelos se encuentra la generación de los padres, y éstos pueden influir directamente en rol de los abuelos, afianzándolo y facilitándolo o por el contrario, dificultándolo.
- Sobresaturación ante el exceso de demandas por parte de los padres, sobre todo cuando se les requiere por cuestiones de ocio de los padres y no laborales.
Factores moduladores
Existen algunos factores relacionados con los abuelos que repercuten a la relación con los nietos:
- Edad.
- Género.
- Familia de origen (si son los padres de la madre o del padre de los niños y lo que esto supone a nivel relacional).
- Estado de salud.
- Distancia geográfica.
- Otras: viudedad, clase social…
¿Cómo enfocarlo?
- Colaborar en la crianza activa de los nietos es una manera de desmitificar percepciones negativas asociadas a la senectud (p.ej. soledad, inutilidad, etc). Hacerse mayor no es una complicación, es una etapa con otras oportunidades.
- Mantenerse activo es fundamental en la tercera edad y tiene beneficios en otros ámbitos no directamente relacionados con la crianza.
- Límites claros. Es fundamental que niños, padres y abuelos tengan claro qué se espera de éstos últimos, así como hasta dónde tienen opción a intervenir y decidir. Esto es fundamental para evitar futuros malentendidos.
- Establecer los tipos de ayuda concretos. ¿En qué ámbitos necesitan los padres a los abuelos? ¿con qué regularidad?
- Alinear los criterios educativos entre padres y abuelos de cara a que los niños tengan pautas lo más congruentes posibles y evitar que crezcan “pequeños dictadores”. Reunirse y poner en común lo que ha ocurrido a lo largo del día puede ser de gran ayuda.
- Tener claro (por ambas partes) que la labor de los abuelos es complementar la de los padres, no sustituirlos.
- Potenciar que los abuelos tengan sus tiempos de ocio y desconexión. Ajustar los cuidados necesarios en función de las posibilidades de los abuelos para que éstos no se sientan “esclavizados”. Es importante tener en cuenta que los abuelos también necesitan tener tiempo libre y libertad cuando lo necesiten.
- Nunca discutir padres y abuelos delante de los niños, ni desautorizarse unos a otros. Todo lo que tenga que ver con decisiones sobre los niños debería hablarse en privado.
- Flexibilidad: Ir ajustando los acuerdos de lo que se espera de los abuelos en función de cómo vayan yendo las cosas y los problemas que vayan apareciendo. Dialogar es fundamental.