Aunque es un lugar común decir que “la perfección no existe”, lo cierto es que muchas personas día a día la persiguen de manera más o menos consciente, debido a la autoexigencia y a la necesidad de control. Esto lleva a infinidad de enredos mentales y altos niveles de estrés. Las filosofías orientales ancestrales tienen mucho que decir al respecto. ¿Te animas a practicar el Wabi Sabi?
¿Qué es?
En términos generales, Wabi Sabi es la capacidad de apreciar la belleza en la imperfección. Es un concepto japonés que tiene su origen en las enseñanzas del budismo Zen, a partir de la contemplación de la naturaleza y el ciclo de la vida: nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte.
El Wabi Sabi está basado en 3 ideas fundamentales:
- Nada es perfecto.
- Nada es permanente.
- Nada está completo.
Esta corriente filosófica y estética de comprensión del mundo, pretende ser una liberación del mundo material y prioriza la trascendencia desde la perspectiva de la sencillez: disfrutar del presente y encontrar la armonía y la paz que proporciona la naturaleza en sus pequeñas cosas. Escuchar el sonido de una tormenta de principio a fin, disfrutar de la ceremonia del té o apreciar la belleza del paso del tiempo en las cosas modestas son ejemplos de ello.
El Wabi Sabi no sólo es una herramienta para el desarrollo personal sino también una actitud para posicionarse en el mundo: es una oda a la humildad, la serenidad, y el dejarse llevar por el paso del tiempo y sus efectos.
Integrar lo oriental en lo occidental
A pesar de lo alejadas o incluso místicas que pueden parecernos algunas enseñanzas orientales, en la práctica pueden tener una aplicación directa en la sociedad occidental.
Entre las enseñanzas que nos aporta el Wabi Sabi encontramos:
- Aumenta nuestra autoestima, al aceptar nuestros defectos y a perdonar nuestros errores. Las heridas y cicatrices (tanto físicas como emocionales) son un recordatorio de nuestras experiencias. Tratar de eliminarlas sería como tratar de ignorar las complejidades de la existencia.
- Reduce el estrés y la ansiedad ya que nos enseña a ganar consciencia y presentismo.
- Nos ayuda a integrar la realidad tal y como viene, no como la diseñamos idealmente en nuestra mente. Esto reduce nuestro hipercontrol y la tiranía de las expectativas.
- Adaptación a los cambios, puesto que forman parte del ciclo natural de la vida.
- Nos conecta con notros mismos y con los demás. Aceptar los defectos y errores ajenos, nos entrena en tolerancia, ya que lo ideal no existe.
- Reduce el ansia y la prisa por la consecución de logros, ya que nunca está todo completo. Nos ayuda a ganar perspectiva.
- Permite asimilar y relativizar las dificultades de la vida, así como situaciones o etapas dolorosas, ya que todo está en constante evolución. Lo que hoy nos abruma, en un tiempo dejará de abrumarnos. Lo único inmutable es el cambio.
- Ayuda a aceptar todo aquello que no podemos cambiar y nos focaliza en lo que sí tiene solución o tenemos margen de intervención.
- Flexibiliza la rigidez de nuestros criterios o creencias.
- Focalización en positivo. Nos enseña a valorar la belleza en todas sus expresiones, no sólo en la versión hegemónica. Disfrutar lo natural en estado puro.
- Entrenamiento en espontaneidad. Al perder miedo al error, nos permite desarrollarnos a nosotros mismos sin imposiciones auto-culpabilizadoras. Nos orienta a la aprobación y al no-juicio.
- Aumenta nuestra motivación. La investigación demuestra que uno de los factores más importantes que motiva a las personas es la creencia de que realmente están haciendo bien las tareas asignadas. Si aceptamos las dificultades y sintonizamos con nosotros mismos, vivimos mejor.
Abrazar nuevas formas de relacionarnos con nuestra realidad puede resultar enormemente transformador. La simplicidad del Wabi Sabi nos ayuda a descubrir la esencia de las cosas y nos conecta con nuevos significados.