La mediación es un tipo de intervención cada vez más utilizada en nuestra sociedad que tiene como objetivo solucionar conflictos. Se utiliza en ámbitos muy diversos:
- Familiar.
- Escolar.
- Comunitaria (conflictos vecinales, con la administración, con el medio ambiente, etc).
- Intercultural (conflictos de valores culturales que tienen que ver con pautas, normas, lengua o religiosidad)
- Penal (sobre todo en la comisión de delitos por parte de menores de edad).
Entendemos la mediación como la negociación entre dos partes enfrentadas con la presencia de una tercera parte neutral, cuyo papel es facilitar la comunicación de las partes adversas para encontrar la solución de un conflicto a partir de la comprensión mutua.
Uno de los supuestos básicos es que en realidad, no vemos las cosas como son, sino como las vemos nosotros. Por tanto, ampliar la mirada puede dar lugar a cambios y acuerdos.
Los conflictos no son en sí mismos negativos. Son algo normal y esperable en las relaciones, y pueden llegar a ser un auténtico motor de cambio. Es la manera de abordar un conflicto lo que lo convierte en algo constructivo o destructivo. En la raíz de los conflictos mal resueltos encontramos una inadecuada comunicación.
Según la teoría del Iceberg, los conflictos tienen una pequeña parte visible y una parte sumergida o invisibilizada que es donde se encuentra todo aquello que no se habla. Así pues, los elementos del iceberg del conflicto son:
En la parte visible:
- Posiciones: Es el motivo por el que se inicia la mediación, lo que reclama cada parte para sentirse satisfecha.
En la parte invisible:
- Intereses: Los beneficios que se pretenden conseguir a partir del conflicto.
- Necesidades: Motivos internos que pueden o no coincidir con los intereses.
- Valores: Elementos culturales y creencias más o menos conscientes que se utilizan para justificar los comportamientos.
- Emociones: Cómo está afectando el conflicto. Es fundamental que ambas partes intercambien emociones poniéndose en el lugar del otro.
De cara a la resolución del conflicto es fundamental hacer visible la parte invisible del problema.
Existen ciertos procesos psicológicos que bloquean la comunicación:
- Percepción selectiva de la información. Construimos la realidad en función de la información que hemos atendido. Ampliar la información suele enriquecer nuestra perspectiva, lo que es fundamental para la resolución del conflicto.
- Búsqueda de información confirmatoria. Es el sesgo en el que incurrimos cuando únicamente buscamos información que asevera lo que pretendemos obtener y desatendemos el resto, lo que no nos cuadra.
- Error atribucional fundamental. Atribuir el comportamiento negativo de los demás a rasgos internos (“él es malo por naturaleza”) y el nuestro a rasgos externos (“yo me he visto obligado las circunstancias”).
- Profecía autocumplida. Una expectativa o una forma de ver una situación se acaba convirtiendo en realidad.
- Entrampamiento. Es la tendencia a polarizarnos en un punto de vista extremo y continuar defendiéndolo aunque no tenga sentido, sólo por haber insistido tanto en él desde el principio y a pesar de las evidencias que demuestran lo contrario.
Las normas básicas de la mediación son:
- Es voluntaria. Nadie puede ir obligado.
- Es confidencial. Todo lo que se hable no puede salir del lugar bajo ningún concepto.
- Hay sesiones individuales y conjuntas.
- El mediador es imparcial y no juzga ni toma decisiones. Las toman las partes enfrentadas.
- El mediador regula la comunicación: que las partes enfrentadas puedan expresarse, distribuyendo los tiempos equitativamente. También ayuda a buscar puntos de encuentro.
- El respeto es la base. No se aceptan interrupciones, palabras malsonantes ni conductas agresivas. El mediador puede interrumpir la sesión si se rompe esta norma.
- Se puede abandonar la mediación libremente en cualquier momento.
- Se finaliza la mediación si hay conductas irresponsables de alguna de las partes o si tras reiterados intentos no se consigue llegar a acuerdos.
- Los mediadores se ocuparán de supervisar el cumplimento de los compromisos acordados por las partes.
Para conseguir llegar a acuerdos en mediación es fundamental que ambas partes vean que son interdependientes y que se necesitan mutuamente para conseguir un acuerdo. Deben comprometerse e implicarse para conseguir resolver el conflicto, sacando a la luz sus intereses, necesidades, valores y emociones.