Uno de los conceptos más controvertidos de los últimos tiempos es sin duda el de metaverso. La tecnología ha ido evolucionando de manera exponencial hasta confrontarnos incluso con nuestra condición humana. ¿Cuáles son los límites?
El metaverso es una experiencia de interconexión e inmersión digital. Fue anunciado por Mark Zuckerberg como una auténtica revolución digital, que pretende abarcar, usando unas gafas y unos dispositivos de realidad aumentada, todo tipo de actividades en un mundo virtual: trabajo, ocio, turismo, amor, sexo, etc.
Aunque aún es necesario que pasen unos años para que pueda implantarse, en un futuro cercano, será posible acudir por ejemplo, a un concierto con nuestros amigos, pero en vez de hacerlo de manera presencial, se hará de manera virtual, bailando con nuestros propios avatares en un escenario virtual, pero desde el salón de casa. Y si tu casa no te gusta físicamente, creas una virtual donde recibir visitas. Y es que los espacios físicos pasan a un segundo plano, por que en el metaverso cualquier lugar es posible. Puedo estar ahora mismo en cualquier país del mundo o en un espacio diseñado idealmente en un universo paralelo. Pero, ¿cómo repercute a nuestra salud mental vivir en un mundo virtual de infinitas posibilidades?
Son muchos los detractores que temen las consecuencias negativas de lo que el metaverso puede llegar a producir. Hay estudios actuales que relacionan la realidad virtual con la aparición de delirios, por la fractura que produce con la realidad. También podría multiplicar el llamado “síndrome de hikikomori”, una forma radical de alejamiento y evitación social, en la que un joven se encierra en su habitación de manera continuada, sin salir ni siquiera a comer o al wc, rechazando cualquier interacción con la vida y dedicándose a los videojuegos y las redes sociales.
Además de estos, otros problemas que podía generar el metaverso son:
- Adicción.
- Pérdida de la intimidad y privacidad, debido a la necesidad de cámaras, sensores de espacio, identificación facial, etc necesarios para el correcto funcionamiento de los dispositivos.
- Pérdida de hábitos saludables a nivel físico y mental.
Teniendo en cuenta todo esto, es importante no demonizar el metaverso a priori, ya que a pesar de los peligros que entraña, también puede producir muchos recursos y posibilidades, sobre todo enriqueciendo la esfera social, profesional y afectiva de los usuarios. Recordemos que la realidad virtual es ya hoy por hoy un recurso cada vez más utilizado en psicología, sobre todo para superar fobias y estrés postraumático. El uso final que le demos al metaverso está por ver, aunque son muchos los interrogantes y pocas las certezas.