En las sociedades occidentales, existe un ideal de amor construido socioculturalmente, el amor como un fin en sí mismo que representa la más auténtica felicidad: dos mitades anhelantes que se buscan la una a la otra para alcanzar la plenitud. Este ideal repetidamente transmitido por películas, canciones, novelas, anuncios, etc. determina qué sentimientos o emociones deben sentirse y cuál es el significado del amor. Es lo que denominamos, el mito del amor romántico.
Se inspira en el amor cortés, ensalzado por los trovadores del siglo XII, pero sigue el modelo patriarcal de relación. Este mito de amor aparentemente hermoso e inofensivo es en realidad el germen de diversas problemáticas a nivel psicológico y es la base de diferentes grados de violencia.
Características principales:
- Fusión: somos uno.
- Hacer de la pareja el centro de la existencia.
- El amor es eterno, durará para siempre.
- Imperativo de estar todo el tiempo posible con la otra persona.
- Vivir todas las experiencias con la máxima intensidad, tanto de felicidad como de sufrimiento.
- Depender de la otra persona y adaptarse a ella hasta perder la propia esencia.
- Justificar y perdonar cualquier cosa en nombre del amor.
- Idealizar a la pareja, no viendo o minimizando cualquier defecto.
- Tratar de igualarse con la otra persona, compartir todo, y tratar de tener los mismos gustos.
- Aceptar cualquier sacrificio e incluso verlo como algo positivo porque se hace por la otra persona.
- Creer que es imposible volver a amar a alguien con esa intensidad.
- Estar hipervigilante a cualquier señal de crisis o reducción del interés por parte de la otra persona.
- Pánico al abandono.
El mito del amor romántico se descompone en toda una serie de creencias:
- El amor todo lo puede: La creencia de que se pueden superar todos los obstáculos puede llevar a aceptar ciertas actitudes o comportamientos no deseables. También dentro de esta omnipotencia del amor, se puede llegar a creer que las personas pueden cambiar en nombre del amor (la rana que se convierte en príncipe). Esto conduce o bien a aceptar comportamientos ofensivos con la esperanza ciega de que el otro cambie, o por el contrario, a intentar hacer al otro a mi imagen y semejanza, intentar modelarlo según como pienso que tiene que ser, olvidando el derecho a la idiosincrasia.
- El amor duele: Cualquier conflicto, independientemente de su gravedad se considera normal, y se entiende que hay que aceptar todo y sacrificarse en lo que sea. “Quien te quiere te hará sufrir”, ya que se hace compatible amar y dañar. Esto es la base del maltrato, al igual que la creencia de que hay que perdonar y aguantar todo, sino no es amor de verdad. Diversas formas de chantaje y manipulación se esconden bajo esta creencia. Se exigen pruebas de amor, como si se tuvieran que hacer demostraciones: “si no haces esto es que no me quieres”.
- La media naranja: Creencia de que individualmente no se es un ser completo, se es sólo la mitad, por lo que se necesita y se depende de la pareja para alcanzar la plenitud. Esta creencia también refuerza otra creencia, la de que sólo hay un amor verdadero en la vida y que si se deja pasar esta relación se será siempre infeliz.
- El amor como propiedad: Creencia de que la otra persona es una posesión, “lo que es mío es mío”, por tanto, se legitiman los celos y el control de la otra persona. Existen personas que equivocadamente creen que existen los “celos sanos” y que “si tu pareja no tiene celos es que no te quiere”. Claramente es un error que conduce a graves problemas.
Algunas consecuencias a nivel de salud mental que genera el mito del amor romántico son:
- Problemas de autoestima e inseguridad.
- Ansiedad, depresión, adicciones, trastornos alimentarios…
- Celotipia y coacción de la libertad individual.
- Violencia de género.
Recordemos que el amor es un sentimiento, pero a amar se aprende.