“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente,
sino la que mejor responde al cambio”.
Charles Darwin
Se dice popularmente que los gatos tienen 7 vidas, pero ¿y las personas? ¿Es posible cambiar de rumbo completamente? “Reinventarse” es una palabra que está muy en boga en el mundo del crecimiento personal, pero ¿es simplemente una moda? ¿Qué pasa si no cambio, soy un aburrido, un cobarde o algo parecido?
¿Y si fuera hoy el primer día del resto de tu vida?
¿Renovarse o morir?
Las crisis son algo inevitable a lo largo del ciclo vital, todos las sufrimos en algún momento de con más o menos dureza. Tienen que ver con cambios importantes en nuestras circunstancias, que nos llevan a adaptarnos a una nueva realidad y, por tanto, apelan a nuestra capacidad de flexibilidad. Las crisis pueden ser valiosas oportunidades para mejorar, aunque nos cueste creerlo cuando estamos en plena vorágine. Son una apertura a nuevas posibilidades, y si conseguimos ajustarnos de forma satisfactoria, entonces evolucionamos.
Sin embargo, no necesariamente todas las crisis nos llevan a reinventarnos. Reinventarse supone un cambio de rumbo y esto no siempre es necesario hacerlo. Dependerá de la combinación de varios factores.
¿Cuándo?
Básicamente nos reinventamos bajo 3 circunstancias (no excluyentes):
- Cuando debes: Se da uno o varios acontecimientos importantes que te obligan a cambiar. Suelen ser acontecimientos negativos, pero también pueden ser positivos. P.ej. si tu pareja pide el divorcio, te despiden, sufres la pérdida de un ser querido, un accidente, una enfermedad, pero también un embarazo, un ascenso laboral, etc. que te lleva a replantearte la vida.
- Cuando quieres: Por ejemplo, cuando cambias de profesión o decides separarte.
- Cuando puedes: Por ejemplo, decides dar la vuelta al mundo.
¿Qué supone?
Ante el caos de estímulos que representa vivir, las personas nos orientamos a través de una especie de mapas mentales que están basados en la experiencia. A medida que vivimos, vamos adquiriendo aprendizajes que nos guían, haciendo nuestra realidad más previsible y ganando así seguridad personal.
Reinventarse implica navegar sin mapa. Atreverse a mirar a lo desconocido y dar un paso al frente, o como se entiende popularmente, salir de la zona de confort. Esto supone, dejar de ser quien éramos hasta ahora y empezar a transitar un camino diferente, lleno de incertidumbres. Supone replantear objetivos, cuestionar creencias que teníamos seguras hasta el momento, formas de hacer diferentes, relacionarnos con otras personas, etc. Esto es ciertamente complejo, ya que la incertidumbre asusta, sin embargo, igual que fuimos capaces de construir un mapa inicial, también podemos construir uno nuevo más adaptativo. Somos los arquitectos de nuestro propio futuro.
Enemigos y aliados
De cara a prevenir el fracaso, es importante conocer los enemigos habituales del cambio y ponerlos a raya. De esta manera podremos situarnos más cómodamente y saber qué podemos esperar en nuestro nuevo proceso:
- El miedo: El miedo es una emoción adaptativa que tiene como función protegernos. Viene a decirnos algo así como “¡cuidado, puede salir mal!”. Si bien es una emoción necesaria (tendemos a la preservación, caso contrario iríamos dando bandazos sin ningún criterio), en exceso puede llevarnos a inhibir la posibilidad de trasformación.
- Pesimismo o negatividad: Viene a descorazonarnos: “¿para qué lo voy a intentar si saldrá mal?”. Puede ser una forma enmascarada de miedo, ya que nos lleva de igual manera a la no-acción. También puede funcionar como una profecía autocumplida (si estoy seguro del fracaso, no me esforzaré lo suficiente, por tanto, acabará saliendo mal).
- Perfeccionismo: Cuando lo intentamos hacer tan perfecto que queremos tener la certeza total de éxito ya que fallar sería demasiado doloroso. Terminamos también no actuando. Pon a raya a tu crítico interno.
Y… ¿Cuáles son los aliados al cambio?
- Constancia y disciplina. Actúa y sigue actuando. Insiste. Roma no se hizo en un día.
- Mantén una mente abierta y una actitud exploratoria.
- Entusiasmo y motivación.
- Creatividad y pensamiento lateral.
- Autocuidado. El proceso de cambio es exigente, cuida tu estado de ánimo y prémiate. Te hará más fuerte.
¿Cómo hacerlo?
- Estudia tus motivaciones: ¿Por qué quieres cambiar? ¿A qué necesidades responde?
- Analiza tus recursos y fortalezas y ponlas en funcionamiento.
- Define bien tus objetivos. Recuerda que siempre tienen que ser: eSpecíficos, Medibles, Alcanzables, Realistas y organizados en el Tiempo (M.A.R.T, en inglés).
- Crea un plan de acción: Fragmenta en pequeños objetivos tu objetivo general, haz aproximaciones sucesivas hacia tu objetivo y jerarquiza programando a corto plazo.
- Socializa tu objetivo: busca personas que puedan facilitar tu cambio, o que te ayuden a capacitarte, o a hacer contactos o incluso a inspirarte.
- Reevalúa tus logros de forma regular, estudia tu proceso de cambio. ¿Están yendo las cosas como querría? Y en caso de que no, ¿qué tendría que cambiar?
- Si el cambio al que debes ajustarte es demasiado abrumador o sientes que te supera, busca el apoyo de un psicoterapeuta.