Ya tenemos aquí otro año más la cuesta de enero. Después de los excesos navideños se hace necesario recalcular y repensar no sólo la propia economía sino también qué implica a nivel psicológico el dinero.
Dinero y salud mental
El dinero es un factor que modula nuestra vida. En épocas de crisis como las que estamos viviendo recientemente, puede condicionar incluso nuestra salud mental.
El factor económico está relacionado con factores de nuestra personalidad relacionados con el miedo y la capacidad para manejar el riesgo y la incertidumbre. También dice mucho de cómo entendemos las posibilidades, ya que disponer de solvencia económica implica poder hacer cosas de muy diversa índole. Así pues, para mejorar nuestra relación con el dinero, debemos entender antes de nada cómo nos condiciona.
Perfiles psicológicos según cómo usamos el dinero
La relación que tenemos con el dinero dice mucho de cómo somos. Tomar consciencia de nuestra faceta económica nos puede aportar información de cómo pensamos y sentimos y qué necesitamos cambiar, pero también de nos puede ayudar a evitar vínculos tóxicos con los demás. La economista Cristina Benito ha establecido 5 perfiles diferentes:
- El pirómano: El dinero “le quema en las manos”, por lo que lo dilapida constantemente. Compra de manera impulsiva cosas que no necesita y a medio o largo plazo le acaba faltando dinero para lo necesario. Muchas veces detrás del consumismo, lo que hay es frustración e insatisfacción. Entendemos implícitamente que para ser felices tenemos que tener de todo (“síndrome de Papá Noel”). El problema viene cuando tenemos mucho y la felicidad no llega, lo que es doblemente invalidante.
- El desprendido: Es aquél que se apresura a pagar la cuenta, a hacer regalos a amigos o a prestar dinero que nunca recuperará. Vuelca su dinero y su tiempo en los demás, generando relaciones interpersonales abusivas. Detrás de este perfil suele haber una baja autoestima. Utiliza el dinero para comprar el cariño de los demás.
- La hormiguita: Está focalizado en acumular dinero y por ello no gasta o gasta lo mínimo, a pesar de tener ingresos suficientes. Suele vivir pasando privaciones innecesarias. Es un perfil que se sustenta en el miedo. Quiere tener dinero suficiente por si aparece un imprevisto estar protegido, por lo que gastar dinero le genera malestar e incomodidad. Esto aumenta a su vez la desconfianza hacia el futuro. El ahorro es una virtud y nos abre posibilidades, pero no debería ser un fin en sí mismo ya que puede bloquear el disfrute.
- El neurótico de la pobreza: Es un perfil menos habitual. Se da en personas con ideales o artistas. Piensa que el dinero embrutece y corrompe. Enriquecerse significa pisar a otros o traicionar los propios principios. Se acaba autoboicoteando económicamente y dejando el capital en manos de otras personas menos brillantes. Se avergüenzan de tener.
- La nube del no saber: Delega en otros la gestión de su dinero, normalmente la pareja, la familia o un asesor. Prefieren no saber y se despreocupan de lo que está pasando a nivel económico, lo que a menudo lleva a sorpresas.
¿Qué nos condiciona?
Algunos factores que ayudan a entender nuestra relación con el dinero son:
- Década en la que nacimos, el momento histórico nos determina.
- Entorno rural o urbano.
- Familia de origen y valores.
- Clase socio-económica.
- Ideología política.
- Inteligencia financiera.
¿Qué es la inteligencia financiera?
La inteligencia financiera es la capacidad de maximizar nuestra economía a partir de la gestión de las propias emociones. Se puede tener mucho y perder todo, o tener poco y acabar teniendo mucho. ¿Qué necesitamos para optimizar nuestra inteligencia financiera?
- Entender qué nos condiciona y qué nos limita.
- Alejarnos de la codicia desmesurada que nos lleva a tomar decisiones sin criterio.
- Aprender estrategias de personas a las que les va bien económicamente y modelarlas.
- Asumir el “precio” de ganar dinero: requiere tiempo, esfuerzo, energía psicológica, gestión de nuestras emociones, predisposición, constancia y también un toque de optimismo.
Algunos elementos que pueden reducir nuestra inteligencia financiera son:
- El pesimismo constante: puede impedirte ver las nuevas oportunidades.
- La pereza.
- El derroche.
Money mindfulness
De la misma manera que la práctica del mindfulness presta atención a la entrada y salida del aire cuando meditamos, el money mindfulness presta atención a la entrada y salida de dinero en nuestra vida. Consiste en poner conciencia y atención en la situación económica y sus repercusiones a nivel personal. No está centrado en la cantidad que poseemos, sino en comprender el funcionamiento de dinero en nuestra vida, y así ayudarnos a tomar control.
Nuestros gastos reflejan nuestras prioridades. Hablan de a qué destinamos el tempo, nuestra conciencia del valor del dinero, el modo en que vivimos… Es importante remarcar que el dinero no es un fin, sino un medio para conseguir nuestros objetivos.
Un momento para la reflexión
El dinero, como muchas cosas, es relativo. Un mismo gasto no a todos nos supone lo mismo. Cuando quieras comprar algo piensa: ¿Cuánto tiempo me ha costado ganar el dinero para comprar esto?
El tiempo es oro.