No todas las personas lloramos con la misma frecuencia, ni de la misma manera ni mucho menos por los mismos motivos. Sin embargo y sea como fuere, llorar forma parte del repertorio de acciones que necesitamos todos en un momento u otro a lo largo de la vida. Es algo tan sano como necesario.
Llorar es una forma de aliviar la sobrecarga emocional. Igual que un dique contiene el agua y ésta necesita liberarse, las lágrimas también sirven para liberar emociones contenidas. El llanto es una descarga hormonal. Normalmente nos deshacemos progresivamente de las hormonas sobrantes a través del sudor o la orina, pero cuando hay una elevada intensidad emocional, el llanto es una manera de liberarlas, de ahí que después de llorar sintamos alivio. Elimina tensiones y libera estrés.
También es posible llorar por emociones positivas, y el mecanismo es básicamente el mismo. Nos sirven para autorregularnos. Si hay una situación de euforia o intensa felicidad que está por encima de lo que nuestro organismo puede gestionar, también necesitamos llorar para reequilibrarnos.
Llorar produce cambios fisiológicos en el organismo, y la composición de las lágrimas es diferente según tengan una u otra función. Las lágrimas emocionales tienen más prolactina, leucina-encefalina y hormonas adrenocorticotrópicas, que actúan como analgésico natural, lo que nos ayuda a calmarnos. El llanto también reduce los niveles de manganeso, lo que reduce la ansiedad y la agresividad. Por otro lado, las lágrimas también permiten eliminar la adrenalina y noradrenalina segregadas durante las situaciones de estrés, lo que beneficia nuestra salud.
Las lágrimas también cumplen una función social. Es una manera de exteriorizar las emociones y que los demás puedan comprendernos o empatizar con nuestro estado interno. La influencia de la cultura puede interferir a la hora de expresar el llanto. Tradicionalmente ha estado censurado en los hombres puesto que se consideraba un signo de debilidad. También en ciertas situaciones o contextos puede ser algo mal visto.
Es fundamental aprender a entender y aceptar el llanto para poder identificar cómo reaccionamos y manejamos las diferentes situaciones de la vida, así como para aprender herramientas que nos ayuden a mejorar nuestra gestión.
¿Es posible no llorar?
Existen algunas enfermedades de tipo reumático como la artritis reumatoide o el lupus, en las que la glándula lagrimal puede verse afectada, disminuyendo la capacidad de producir lágrima y generando el síndrome del ojo seco.