La permarexia es un trastorno alimentario poco conocido, aunque mucho más habitual de lo que pueda parecer. Algunas fuentes indican que una de cada veinte personas podría padecerla. Forma parte de los trastornos alimentarios no especificados, aunque realmente no aparezca codificado en ningún manual de psicodiagnóstico oficial. Es más bien un “pre-diagnóstico” ya que suele considerarse la antesala de otros trastornos más graves como la bulimia o la anorexia nerviosa.
Consiste fundamentalmente en contar y controlar las calorías de todo lo que se come. Se revisan permanentemente las etiquetas nutricionales de todos los alimentos y suelen recurrir a diversas “dietas milagro”. Calculadora en mano, las comidas se convierten en una obsesión, lo que hace que se “normalice” una dieta altamente restrictiva como forma de alimentación habitual. Esto produce un déficit importante de nutrientes necesarios (vitaminas, minerales, proteínas…), lo que conlleva que a medio plazo, la salud física se resienta.
Existe un miedo patológico a ganar peso, relacionándose los estados de ánimo al aumento o la reducción de peso. Al intentar restringir calorías de manera sistemática, la fuerza de voluntad se satura y se trasgreden las leyes autoimpuestas, lo que da lugar a oscilaciones de peso importantes.
Las mujeres jóvenes suelen ser la población más afectada por esta problemática, debido a las exigencias sociales hacia la delgadez y las expectativas asociadas a tener un cuerpo perfecto (p.ej. si adelgazo, encontraré pareja, tendré éxito profesional, etc). Suelen ser personas con baja autoestima, inestables, influenciables y con rasgos ansiosos y depresivos.
Algunas de las consecuencias sobre la salud son:
- Desregulación del metabolismo.
- Trastornos tiroideos.
- Hipoglucemia.
- Osteoporosis.
- Úlceras de estómago.
- Anemia.
- Estreñimiento.
Por lo que respecta al tratamiento psicológico, es importante ajustar la intervención a cada caso concreto, según el grado de afectación. Se hace imprescindible abordar las implicaciones de la imagen corporal, reajustar creencias de base, fortalecer estrategias de afrontamiento y entrenar en resolución de problemas. Un asesoramiento médico y nutricional son también fundamentales.