El pensamiento mágico consiste en sacar conclusiones que no se rigen por la lógica, y entiende la causalidad de los acontecimientos a partir de hechos sobrenaturales, sin fundamento empírico. Está muy relacionado con la superstición, p.ej. “si me pongo mi jersey de la suerte, aprobaré el examen”. Es un tipo de pensamiento ancestral, que existe desde el inicio de los tiempos, p.ej. cuando se ritualizaba la danza de la lluvia para prevenir la sequía.
Es también frecuente en la infancia, concretamente entre los 2 y 7 años, donde el niño está egocentrado, p.ej. “si me porto bien, los reyes magos me traerán regalos”. Este tipo de pensamiento se va reduciendo a medida que el niño se va desarrollando cognitivamente.
La principal ventaja del pensamiento mágico es que reduce la ansiedad y aporta un alivio inmediato. Crea una sensación de control que ayuda a reducir la preocupación a partir de elementos arbitrarios que no tienen que ver con el problema de una manera lógica. De ahí que llevar un amuleto tranquilice.
El principal problema es que al atribuirse razones mágicas al desencadenamiento de los hechos, la persona deja de tomar conciencia de su propio papel y no asume su responsabilidad en las diferentes acciones. De esta manera, deja de desplegar recursos personales para conseguir solucionar los problemas de manera más realista, lo que a la larga hace que estos problemas tiendan a repetirse, o genera otros aún mayores.
Todas las personas podemos tener pensamiento mágico en algún momento dado, sobre todo en épocas de estrés. Sacamos conclusiones erróneas por una asociación de eventos que no tienen nada que ver entre sí. Es importante reconducir este tipo de razonamiento para ampliar nuestra capacidad resolutiva.
Existen diversas psicopatologías que se rigen por el pensamiento mágico:
- Trastorno obsesivo-compulsivo: existe la creencia de que el pensamiento y las acciones tienen efectos en el mundo exterior. P.ej. “Si pienso en una desgracia entonces puedo precipitarla, y si repito 10 veces este ritual, entonces evito que pase”.
- Agorafobia: P.ej. “Si llevo la medicación en el bolsillo cuando salgo a la calle, me siento más seguro y no tendré un ataque de pánico”.
- Delirios y psicosis.