Hay un mundo más allá de las 12 uvas. Pero… ¿Me gusta tal y como está? ¿Cómo me gustaría que fuera?
Ser una persona efectiva en el mundo significa producir los resultados que uno quiere, y para eso, el primer paso es elegir. Cuanto más precisa y positivamente puedas definir lo que quieras y cuanto más programes a tu cerebro para buscar posibilidades, tanto más probable será conseguir lo que quieres. Las posibilidades existen sólo cuando son reconocidas como tal.
Las Condiciones de la Buena Forma (CBF)
Existe una diferencia importante entre deseos y objetivos. Un objetivo es un deseo bien formulado. Cuanto más definido tengamos un objetivo, mayores son las probabilidades de alcanzarlo.
Llamamos Condiciones de la Buena Forma al conjunto de requisitos que los objetivos deben satisfacer para poder producir resultados eficaces. Un objetivo se considera “bien formado” cuando:
- Está formulado en términos positivos: Es decir, qué es lo que quieres, no lo que no quieres. Objetivos negativos serían: “no quiero sentirme ansioso” o “dejar de pelearme con…”: ¿Qué querrías en vez de esto?
- Es demostrable de forma sensorial: Nuestras acciones pasan por nuestros sentidos. ¿Cómo me sentiré cuando logre mi objetivo? ¿Qué veré?…
- Depende de mí.
- Es específico: ¿Cuándo, dónde y con quién queremos este objetivo?
- Preserva la ecología interna y externa: ¿Qué supondría conseguir este objetivo en otros ámbitos de mi vida personal y en otros sistemas de los que formo parte?
Los 10 pasos para lograr tu objetivo
- Selecciona el objetivo: debe cumplir las CBF anteriormente mencionadas. Si escogemos metas poco realistas es difícil o imposible cumplirlas. Se deberían reformular intentando descubrir “el objetivo del objetivo”. Por ejemplo. Si mi meta es ser jugador de fútbol profesional, me puedo preguntar ¿qué me proporcionaría ser jugador de fútbol profesional? Las respuestas podrían ser, tener un empleo donde me sienta respetado y ganar dinero, y eso sí son objetivos realistas.
- Conoce la evidencia: Necesitamos indicadores para poder detectar cuándo llegamos a puerto de la forma más clara posible: ¿Cómo sabré que he logrado mi meta? ¿Qué voy a ver, escuchar, sentir, gustar y oler si la alcanzo? ¿Cómo se darán cuenta los demás de que la he alcanzado?
- Selecciona dónde, cuándo y con quiénquiero esta meta.
- Repercusiones: ¿Cómo el objetivo afectará en mi vida? ¿Qué ganaré y qué perderé? ¿Me compensa? Si hay inconvenientes, ¿los asumiré yo? ¿los asumirá mi entorno?
- Obstáculos. ¿Qué me impide ya tener la meta deseada?
- Recursos existentes. ¿Qué recursos tengo ya para conseguir esta meta?
- Recursos adicionales: ¿Qué otros recursos o destrezas necesito para conseguir mi meta? El saber qué partes ya puedes hacer, facilita el centrarse en las cosas que necesitas aprender.
- Haz un plan. Desmenuza tu objetivo en pasos. ¿Cómo vas a lograrlo? ¿Cuál será el primer paso? ¿Y después? ¿Hay algo que puedo empezar ya que me acerque a mi objetivo? Establece plazos en la medida de los posible para alcanzar tus metas. Es importante que sean realistas. Ubicarlos en un calendario puede hacerlo más visual.
- Alternativas. ¿Existen otras maneras para conseguir tu objetivo?
- Peores escenarios. Si planificas las facultades que pueden ir apareciendo, también puedes planificar cómo solucionarlas. ¿Cómo afrontaría las posibles dificultades?
Creatividad y planificación: Las claves del éxito
Soñar es el primer paso para conseguir cualquier objetivo. Después hay que traspasar el sueño a la vida real. Una forma de facilitarlo es encontrando tres perspectivas dentro de uno mismo que nos ayuden a avanzar, y después ponerlas a “dialogar» entre sí:
- El Soñador:
- Es indispensable para originar nuevas ideas.
- Da rienda suelta a la imaginación, piensa que todo es posible.
- Se permite pensar las cosas de otros modos (pensamiento lateral https://www.salud.mapfre.es/cuerpo-y-mente/psicologia/pensamiento-lateral-y-creatividad/).
- Considera libremente todas las posibilidades.
- Piensa a largo plazo.
- Se centra en el “qué”.
- El Realizador:
- Se encarga de la implementación. Traduce fantasías en realidades.
- Considera la factibilidad del objetivo de acuerdo a la tecnología, el tiempo, la financiación, el entorno, etc.
- Actúa “como si” el sueño fuera posible, centrándose en las acciones progresivas que son necesarias para llevarlo a la realidad.
- También piensa en futuro, pero más a corto plazo que el soñador.
- Es eficaz para definir y llevar a cabo el camino hasta la consecución del objetivo.
- Se centra en el “cómo” realizar el objetivo.
- El Crítico:
- Su función es evaluar todas las perspectivas posibles.
- Protege, contiene, anima.
- Evalúa los problemas y asegura la calidad, atendiendo los diferentes escenarios posibles.
- Considera aspectos a corto y largo plazo, indagando sobre las posibles fuentes de problemas pasados y futuros.
- Es eficaz para evaluar y proporcionar feedback sobre los riesgos y beneficios del objetivo.
- Se centra en el “para qué” del objetivo.