Si bien en al principio de la pandemia, todo el foco de la investigación estaba puesto en conocer los síntomas del Covid para tratarlo y evitar contagios, ahora el foco está en los postefectos y secuelas de haberlo padecido, como sería la depresión, las cefaleas, alteraciones sensoriales y también, la niebla mental.
¿Qué es la niebla mental?
La niebla mental es un conjunto de síntomas neurológicos que afectan fundamentalmente a la memoria, el pensamiento y la atención:
- Dificultades para concentrarse o sostener la atención.
- Desorientación o confusión.
- Dificultad para acceder a la memoria semántica: P.ej. tener la palabra “en la punta de la lengua”.
- Dificultades en memoria episódica: p.ej. no recordar dónde se ha dejado algo.
- Abrumarse con tareas sencillas.
- Trastorno disejecutivo: Dificultades para planificar y organizar.
- Dificultades para analizar o tomar decisiones.
- Problemas para hacer más de una cosa a la vez.
- Dificultad para entender algunas cosas.
- Cambios emocionales generados por las dificultades cognitivas, como por ejemplo, tristeza, rabia o aislamiento social.
Se calcula que entre un 5 y 10% de los afectados de Covid sufren niebla mental (no sólo en casos graves sino también leves). Sin embargo, no es un cuadro único de esta enfermedad. También se da en:
- Fases de cambios hormonales importantes (p.ej. menopausia).
- Estrés.
- Depresión.
- Falta de vitamina B.
- Anemia.
- Enfermedades autoinmunes (como el lupus o la esclerosis múltiple).
- Hipotiroidismo.
- Insomnio.
- Cáncer.
- Obesidad.
- Deshidratación.
Es importante entender de manera global qué origina la niebla mental para tratar el problema de una forma u otra.
¿Por qué ocurre?
Todavía no existen resultados concluyentes que confirmen la causa de esta problemática. Existen evidencias que confirman diferentes causalidades:
- Anomalías del líquido cefalorraquídeo: anticuerpos que activan el sistema inmune.
- Infección de los astrocitos.
- Pequeños ictus que no generan síntomas graves pero sí leves secuelas cognitivas.
- Desequilibrio de neurotransmisores.
- Etc.
Nuestro cerebro nos protege
De una u otra manera, la pandemia nos ha afectado a todos. En situaciones en las que hay una sobrecarga emocional importante, nuestro cerebro utiliza una estrategia protectora en la que se “desactiva” a sí mismo para rebajar la intensidad en nuestra percepción de la amenaza. Este es un mecanismo natural y adaptativo que ha posibilitado la supervivencia de nuestra especie a lo largo de la historia.
Cuando nos vemos desbordados, el cerebro se “desconecta” a través de confusión, dificultades para concentrarse, olvidos… que nos alejan de la emoción que los produjo. Es como una manera instintiva de emergencia de crear distancia y atenuar los efectos de la sobresaturación del sistema psicológico cuando no tenemos recursos suficientes para gestionar una situación.
¿Cómo tratarla?
De cara a enfocar el tratamiento, lo primero es realizar una exploración exhaustiva con un médico internista o un neurólogo, ya que como decíamos, la niebla mental puede estar ocasionada por diversas causas. Conviene señalar que la niebla mental no es una enfermedad en sí misma, sino un síndrome activado por un detonante concreto. Según la causa que lo origine se abordará el problema de una manera u otra.
Los tratamientos pueden ser de lo más variados: administrar neuromoduladores o antidepresivos, psicoterapia, estimulación neurocognitiva, suplementos vitamínicos, etc.
Algunas consignas que pueden favorecer el desarrollo cognitivo en general son:
- Actúa serialmente, no en paralelo: Haz una cosa a la vez.
- Toma notas de los temas que tengas pendientes y organízalos en una agenda para ganar control de la situación.
- Organiza tu día siguiente antes de acostarte la noche anterior.
- Ponte recordatorios o pequeñas notas en los sitios donde estés habitualmente, así como notas o avisos en el móvil.
- Entrena la previsibilidad. Mantén tus rutinas y crea orden físico a tu alrededor: deja las cosas en el mismo sitio, deshazte de objetos o elementos que no necesites en casa, etc. Practica el minimalismo.
- Ejercita tu cerebro: Practica técnicas nemotécnicas, haz sudokus o rompecabezas, aprende un nuevo hobbie…
- Ejercita tu cuerpo: Practicar deporte ayuda al cerebro a permanecer alerta, y mejora la capacidad tanto de recordar como de aprender.
- Disfruta de la luz solar: aporta vitamina D, lo que ayuda a mejorar el rendimiento cognitivo.
- Socialízate, comunícate. Crear red en nuestro entorno también aumenta nuestras conexiones neuronales.
- Cuida tu descanso. Duerme las horas necesarias, tómate pausas entre tus actividades y responsabilidades habituales.
- Pon atención a tu alimentación: asegúrate de tener los nutrientes necesarios, son la “gasolina” del cerebro: glucosa, antioxidantes, aminoácidos, ácidos grasos omega-3…
- Busca espacios de relajación: meditación, yoga, mindfulness… te ayudará a bajar revoluciones.