“Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
Joseph Goebbels
En el terreno de la violencia psicológica, lo sutil puede llegar a ser mucho más dañino que lo evidente. Personas cercanas (pareja, amigo, progenitor, compañero de trabajo…) pueden hacer o decir deliberadamente cosas que, aunque pueden parecer inocuas (o incluso benéficas) a simple vista, esconden una carga de “veneno” que puede llegar a crear una profunda invalidación personal en quien lo sufre.
Son lobos con piel de cordero.
¿Alguna vez has conocido a alguno?
¿Qué es?
El gaslighting (luz de gas en inglés) es una forma de abuso emocional en la que se intenta confundir a la víctima manejando la información, de manera que llegue a dudar de su propia percepción de las cosas, acciones o pensamientos, e incluso plantearse la propia cordura. El abusador (o “gaslighter”), intenta poner a su merced a la víctima mellando su confianza y sentido de realidad.
El término proviene del título de una película clásica de Hollywood de 1944, “Gaslight”, en la que Ingrid Bergman es acosada por su marido, que intenta hacerle creer que está loca. Manipula su entorno para hacerle creer que está perdiendo facultades, mientras él se yergue como su principal protector y defensor, cuando lo que pretende en realidad es someterla.
La particularidad de este tipo de abuso es que no existe violencia física. De hecho, el acosador suele ser particularmente cuidadoso y próximo para ganarse la confianza de la víctima.
Señales de alerta. ¿Qué siente la víctima?
- Se cuestiona lo que piensa o lo que hace todo el tiempo.
- Se siente confundida y desorientada. Impotencia por no recordar detalles.
- Está nerviosa e incómoda cuando se encuentra con el acosador y no sabe concretamente por qué.
- Se critica a sí misma por exagerar la situación, por ser demasiado sensible.
- Se disculpa constantemente.
- Es incapaz de tomar decisiones. No confía en su propio juicio, así que elige creer el del acusador.
- Exculpa al acusador si alguien cercano lo critica o lo cuestiona.
- Sentimiento de incapacidad. Intenta estar a la altura de las expectativas del otro, pero nunca lo consigue. Se siente menospreciada.
- Miedo a expresar las propias emociones, por lo que tiende a callar.
- Se siente culpable por no ser feliz como antes y por causar preocupaciones al acosador.
- Piensa que está perdiendo la cabeza de forma irreversible.
¿Cómo actúa el agresor?
- Niegan cosas que han dicho o hecho, aunque hayan pruebas.
- Ataca a las cosas o actividades que más aprecia la víctima.
- Alaban y se muestran cercanos y encantadores con la víctima en los aspectos que no le recriminan. “Sólo yo te entiendo y sólo yo puedo cuidarte”.
- Critican el entorno social de la víctima para aislarla y que dependa exclusivamente de él.
- Minimiza los sentimientos de la víctima.
¿Fases?
La manipulación no se produce de un día para el otro. Existen ciertas fases para ir debilitando a la víctima:
- Desconfianza: En esta fase inicial la víctima aún cree en su propia percepción y creencias, y aunque le gustaría tener la aprobación del abusador, no genera un desequilibrio entre las partes.
- Defensa: La víctima empieza a sentir que debe protegerse y confronta con el acosador intentando justificar que se equivoca, se resiste y lo intenta rebatir. En esta fase se eternizan las discusiones sin llegar a conclusiones. La necesidad de aprobación aumenta.
- Depresión: La autoestima y la autonomía de la víctima en esta fase ya está muy afectada. Comienza a dudar de todo y teme cometer un error por miedo a la crítica. Intenta justificar que el abusador tiene razón, pensando que de esta manera conseguirá su amor y aprobación.Se siente hundida y desconectada.
¿Cómo combatirlo?
- Pon atención en las señales de alerta. Es importante coger a tiempo el problema.
- Confía en tu propio criterio, en tus valores y creencias.
- Pon contexto: No se puede perder la cabeza sólo cuando estamos con una persona concreta y funcionar bien con el resto.
- Mantén tus decisiones, no cambies de opinión sólo porque alguien te lo diga.
- Respeta tus emociones: nadie te puede decir cómo te tienes que sentir. No te juzgues desde la perspectiva del otro, sino desde tus propios parámetros.
- Cultiva tu asertividad.
- Rodéate de personas que te hagan sentir bien, no mal. Comunícate.
- Crea tus propios espacios. Dedica tiempo a tu evolución y a tu crecimiento personal.
- No esperes la aprobación del acosador. No intentes llegar a acuerdos ni que se reconozca tu posición cuando haya manipulación de por medio, es una batalla perdida.
- Cuestiónate la necesidad de mantener en tu vida a el acosador. Busca alternativas.