La siglas están de moda para definir algunas tendencias causadas por la modernidad. Después del FOMO y el JOMO(https://www.salud.mapfre.es/cuerpo-y-mente/psicologia/te-apuntas-al-movimiemto-jomo/), ahora llega el FOBO.
¿Vivir en un mundo lleno de posibilidades puede llevarnos a la ansiedad?
¿Qué es?
El acrónimo anglosajón FOBO, “FearOfBetterOptions”, traducido literalmente como“miedo amejores opciones”, fue acuñado por Patrick McGinnis, un economista estadounidense especialista en factores de riesgo. Se utiliza para definir la ansiedad y frustración que genera la sobrecarga de opciones.¿Y si hay algo aún mejor? El intentar constantemente buscar la mejor posibilidad, puede llegar a paralizarnos a la hora de tomar decisiones. Esta dificultad no sólo ocurre en áreas importantes, como divorciarse o cambiar de trabajo, sino también puede afectar a las decisiones más intrascendentes, como qué jersey me compro o qué película veo. Tener más donde elegir no tiene por qué implicar tener mejor capacidad para hacerlo.
Es un tipo de problemática que se asocia al primer mundo y a las generaciones recientes básicamente porque es donde hay más opciones disponibles. En nuestra sociedad hoy por hoy existen más opciones que hace unas décadas, e Internet ofrece un abanico casi infinito de alternativas.
¿Por qué ocurre?
Aunque querer elegir lo mejor es algo adaptativo que nos viene programado “de serie” hace miles de años ya que implica más probabilidades de adaptarnos y prosperar (lo que ha contribuido a nuestra evolución como especie), se convierte en algo disfuncional cuando nos bloquea. Tener posibilidades nos hace sentir libres en general, pero en un mundo con infinitas opciones, nos perdemos. Tiene un funcionamiento paradójico: Decidir es más difícil cuantas más opciones hay, ya que empezamos a analizar múltiples variables que nos pueden ayudar a decantarnos y nos saturamos. Denominamos a esto “parálisis por análisis”.
El miedo a elegir se basa en el miedo a perder o equivocarse, que nos confronta con nuestras propias vulnerabilidadesy sentimientos de mediocridad. Esto se complejiza por procesos de comparación social, ya que habitualmente las decisiones se hacen públicas online y por tanto se exponen a la crítica o a la falta de deseabilidad social. Nadie sube a una red social el resultado de una mala decisión. El FOBO por tanto, se considera más una ansiedad social que una fobia.
Tomando decisiones
La toma de decisiones es un proceso mental complejo que implica diferentes funciones ejecutivas del cerebro que van desde la planificación hasta la regulación de las emociones o los impulsos. Existen varios factores que influyen en que a algunas personas les cueste más que a otras tomar decisiones: personalidad, capacidad intelectual, la situación contextual o el área vital que implique, pero grosso modo, existen dos tipos de personas:
- Los maximizadores: Son personas perfeccionistas que se obsesionan por decidir lo mejor. El problema es que plantean lo mejor como un término absoluto y objetivo, y no como algo subjetivo y relativo a las propias necesidades individuales. Sus criterios para decidir se fundamentan en fuentes externas (rankings, opiniones mainstream, éxito y marketing…). Esta desconexión con sus propias preferencias hace que la satisfacción que viene tras la decisión sea más baja de lo esperable. Se activa ansiedad, comparación con los demás, arrepentimiento, decepción, etc.
- Los optimizadores: No buscan lo mejor sino una opción que sea suficientemente buena para ellos. Pretenden que sus elecciones tengan las características básicas para satisfacer sus necesidades, teniendo en cuenta sus posibilidades. Son más flexibles y piensan que no existe una única decisión ideal, sino que pueden haber muchas opciones buenas y que además algunas se ajustan más a sus necesidades. Conectan con su intuición y a veces se dejan llevar por ella. Este enfoque hace que aumente la satisfacción con las propias decisiones y que no den vueltas constantemente a si han acertado en su decisión una vez tomada.
¿Cómo manejarlo?
- Pregúntate qué entiendes por “opción correcta”. ¿Es aquello que dicta la sociedad, las personas de tu entorno o tú mismo? Olvídate del qué dirán y evita las comparaciones, las expectativas ajenas.
- Limita tu rigidez y fomenta tu flexibilidad. La solución no tiene que ser perfecta, sólo pasa por que mejore la situación ideal.
- Ten presente que toda elección conlleva una pérdida: cuando dices “sí” a algo, dices “no” a todo lo demás. Acepta la renuncia.
- Céntrate en lo que ganas si tomas una opción u otra, más que en lo que puedes perder.
- Prioriza el avanzar y desbloquearte antes que el acertar.
- Practica. Empieza por toma decisiones irrelevantes arbitrariamente. P.ej. cambia de marca de yogures o cambia tu recorrido fijo para volver a casa. Observa que no pasa nada: hay muchas maneras correctas de hacer las mismas cosas.
- Y si te equivocas… trátate a ti mismo con respeto. No te demonices a ti mismo. El error es humano. Y recuerda que un error es sólo un error si se comete dos veces. Si se comete una es aprendizaje.