La queja es una forma de gestión emocional, es poner en palabras lo que estamos sintiendo. Cuando pasamos una emoción por el filtro del lenguaje y ponemos nombre a lo que nos pasa, la emoción baja de intensidad.
El problema de la queja es que es adictiva, y tiende a retroalimentarse, por lo que puede pasar que se entre en espirales de queja o que la persona cada vez se haga más negativa. El motivo por el que la queja engancha es porque se obtiene la atención de los demás. Al recibir dicha atención o apoyo, repetimos la estrategia y nos quejamos aun más. Se convierte en una estrategia disfuncional cuando es la única forma que tenemos de acercarnos emocionalmente al otro, y además ocasiona el efecto contrario al deseado: Si bien al principio, los demás ante la queja reaccionan acercándose, a medio o largo plazo, terminan alejándose de la persona quejosa, puesto que genera agotamiento y resta energía vital.
Pero: ¿existe la queja funcional o beneficiosa? La respuesta es sí. Cuando moviliza a la acción. Si detecto algo que falla y me planteo cómo resolverlo, la queja se convierte en una herramienta útil.
Cuando las quejas son cada vez más repetitivas y se convierten en un problema es importante detectar qué emoción está detrás de la queja. Para ello puede resultar de utilidad empezar un diario de quejas. Poner lo que nos pasa por escrito sirve para sacar patrones y entender dónde está el problema. También pensar en qué función cumple la queja en cada momento es necesario a la hora de gestionar nuestro malestar. ¿Me está sirviendo para evitar ciertos problemas? ¿Consigo que otros se hagan cargo de mis responsabilidades? ¿Lo uso como forma de obtener cariño? Ganar consciencia de la finalidad que tiene quejarse también puede generar cambios.
Otra forma para salir del bucle de la queja es tratar de no verbalizar el malestar. En vez de dejarse llevar por la emoción, tratar de aceptarla y no reaccionar. Dejar de quejarse o intentar transformar la queja en acción en positivo puede no sólo aumentar el nivel de bienestar global sino también movilizar recursos personales y ayudar a comunicarnos con nuestro entorno de manera más saludable.