La memoria es un proceso cognitivo fundamental que tiene que ver con todos los tiempos vitales: pasado, presente y futuro. Contiene nuestra historia personal almacenando las experiencias vividas, permite adaptarnos a situaciones actuales, y nos ayuda a tomar decisiones para el futuro.
La pérdida de memoria no siempre está relacionada con los efectos normales de la edad o con patologías como demencias, epilepsia, traumatismo craneoencefálico, accidente cerebrovascular, etc. También puede ser producida por depresión, aunque esta causa es generalmente menos conocida.
Algunos indicadores de pérdida de memoria son: contar lo mismo varias veces o hacer las mismas preguntas, dificultad para encontrar la palabra adecuada, no recordar lo que nos dicen, perder cosas habitualmente, desorientarse en sitios conocidos, confundirse de día de la semana o de año, olvidarse de citas, no saber si se ha hecho algo concreto (p.ej. tomar una medicación) problemas para tomar decisiones, etc.
En la depresión se desregula la dopamina, que es el neurotransmisor relacionado con la recompensa (motivación, capacidad para experimentar placer, etc). Esto interfiere en procesos mentales fundamentales, como la atención, el aprendizaje, el almacenamiento de datos, etc. lo que también altera la memoria.
Es estrés es uno de los principales activadores de depresión. Al desregularse los niveles de cortisol, las neuronas actúan de manera más “acelerada”, produciendo una hiperactividad en el pensamiento (rumiaciones, pensamientos intrusivos…). La pérdida de memoria funciona entonces como una especie de apagado para reducir la sobreactivación y el agotamiento neuronal. Es una especie de desconexión cerebral.
El hipocampo, la principal estructura cerebral relacionada con la memoria, también reduce su tamaño debido a los efectos del cortisol. No obstante, gracias a la plasticidad que caracteriza esta área cerebral, es posible recuperar su tamaño original tras la recuperación de la depresión.
La terapia psicológica, los ejercicios de memoria y otras técnicas cognitivas restituyen la memoria perdida, a la vez que conducen a la estabilización del estado de ánimo. El soporte social también es fundamental para la recuperación de la persona.