En la sociedad industrializada y tecnológica en la que vivimos, donde la inmediatez y la productividad están a la orden del día, estar ocupado es un sinónimo de éxito, pero ¿cómo repercute esta postura a nuestra salud? Muchas personas, sobre todo personas más competitivas y autocríticas, se sienten inadecuadas, desorientadas o culpables si no están inmersas en una frenética y permanente actividad.
A nivel laboral se ha conceptualizado como “Workaholism” (en inglés trabajo+ adicción), pero también se puede observar en otras áreas vitales, p.ej. haciendo infinidad de hobbies, quedando con personas sin parar, etc.
Cada vez son más las voces que señalan la importancia de un cambio de paradigma: conectar con el “no-hacer”. Abandonar el torrente informativo constante al que estamos expuestos y buscar momentos de silencio, sin ningún objetivo por delante y disfrutar de la sencillez de lo que implica simplemente estar.
Encontrar momentos concretos a lo largo del día para no-hacer nada puede ser saludable desde el punto de vista cerebral.
Según un estudio de la Academy of Management, disponer de tiempo “en blanco” tiene los siguientes beneficios:
- Fomenta el pensamiento y la reflexión.
- Supone un impulso para la productividad posterior.
- Agudiza el ingenio y la creatividad.
También activa el sistema nervioso parasimpático, que predispone a la relajación. Ayuda a mejorar la capacidad de atención y ser más efectivo en momentos de activación. Fomenta el autoconocimiento y los recuerdos autobiográficos. Y en última instancia, ayuda a reducir el estrés.
En la sociedad industrializada y tecnológica en la que vivimos, donde la inmediatez y la productividad están a la orden del día, estar ocupado es un sinónimo de éxito, pero ¿cómo repercute esta postura a nuestra salud? Muchas personas, sobre todo personas más competitivas y autocríticas, se sienten inadecuadas, desorientadas o culpables si no están inmersas en una frenética y permanente actividad.
A nivel laboral se ha conceptualizado como “Workaholism” (en inglés trabajo+ adicción), pero también se puede observar en otras áreas vitales, p.ej. haciendo infinidad de hobbies, quedando con personas sin parar, etc.
Cada vez son más las voces que señalan la importancia de un cambio de paradigma: conectar con el “no-hacer”. Abandonar el torrente informativo constante al que estamos expuestos y buscar momentos de silencio, sin ningún objetivo por delante y disfrutar de la sencillez de lo que implica simplemente estar.
Encontrar momentos concretos a lo largo del día para no-hacer nada puede ser saludable desde el punto de vista cerebral.
Según un estudio de la Academy of Management, disponer de tiempo “en blanco” tiene los siguientes beneficios:
- Fomenta el pensamiento y la reflexión.
- Supone un impulso para la productividad posterior.
- Agudiza el ingenio y la creatividad.
También activa el sistema nervioso parasimpático, que predispone a la relajación. Ayuda a mejorar la capacidad de atención y ser más efectivo en momentos de activación. Fomenta el autoconocimiento y los recuerdos autobiográficos. Y en última instancia, ayuda a reducir el estrés.