Las vacaciones han terminado y toca volver a recuperar el ritmo de nuestro día a día. No todas las personas se ajustan con la misma facilidad a la vuelta a la rutina, y este impass puede resultar complicado para muchos, no sólo el primer día laboral sino incluso en la recta final de las vacaciones, al anticipar lo que vendrá.
Tanto si el trabajo es vocacional como si es entendido como una forma necesaria de subsistencia, volver a la normalidad nos exige un ajuste ¿Cómo podemos facilitar este proceso?
¿Cómo detectarlo?
El síndrome postvacacional se manifiesta habitualmente por los siguientes síntomas:
- Cansancio.
- Irritabilidad.
- Ansiedad.
- Falta de concentración.
- Problemas de memoria.
- Descenso del rendimiento.
- Insomnio.
- Molestias estomacales o musculoesqueléticas.
¿Qué no ayuda?
Existen tendencias psicológicas que pueden dificultar este proceso de transición. Conocer qué enfoques interfieren más, puede ayudar a evitar ciertas actitudes:
- Ser demasiado controlador puede llevar a la angustia.
- Ser fatalista o dramático conlleva un bajo estado de ánimo.
- Ser inflexible ante los cambios nos bloquea, impidiéndonos la adaptación.
Consejos prácticos
- Ante todo, calma. El síndrome postvacacional no es más que un proceso de adaptación natural. Es necesario hacer un reenfoque y adaptarse progresivamente a la normalidad, no somos máquinas, necesitamos nuestros tiempos.
- La rutina es necesaria. Una vida sin ninguna estructura o previsibilidad sería puro caos. Los hábitos y las costumbres ayudan a crear estabilidad psicológica.
- No te incorpores al trabajo al día siguiente de volver de vacaciones, deja unos días entre medio para ir adaptándote y que el tránsito no sea tan brusco. Haz una incorporación progresiva.
- Abandona el pensamiento dicotómico (o blanco/negro). Si percibes la vuelta al trabajo como un castigo, las emociones que tendrás serán muy negativas, y en realidad, ni las vacaciones son la panacea ni el trabajo una tortura. Hay toda una gama de grises que deben ser contemplados.
- Planifícate y organiza todas las tareas que tengas pendientes, búscales un tiempo realista en tu agenda. Aprende a priorizar.
- Cultiva el optimismo y el humor. Es posible influir en cómo nos tomamos las cosas según nuestra actitud.
- Busca de lunes a viernes espacios de descanso y desconexión, así como de ocio, aunque sean breves. No apuestes únicamente por el fin de semana como forma de desestresarte. Haz cosas que te gusten cada día.
- Atiende a tu cuerpo. Regula tus horas de sueño, promueve una dieta sana y equilibrada, practica ejercicio físico, reduce el consumo de alcohol, tabaco o estimulantes (p.ej. café).Minimiza los estragos de las vacaciones.
- Socialízate. Reconecta con familiares o amigos con los que no has tenido contacto durante tus vacaciones. Puede ser un buen punto de apoyo el expresarnos y comunicarnos abiertamente.
- Busca nuevos proyectos. Septiembre, al igual que enero, es una etapa donde todo empieza de alguna manera. ¿Qué actividades te gustaría incorporar en tu día a día que tengan sentido para ti? Aprender a cocinar, estudiar idiomas, practicar un nuevo deporte o habilidad, etc. son formas de propiciar nuevas ilusiones para sentirte mejor contigo mismo. Sé curioso, ¡descubre!