La manera en que respiramos influye directamente en nuestra actividad cerebral. Inhalando y exhalando podemos cambiar nuestro grado de activación (relajándonos o vigorizándonos), nuestro estado de ánimo o incluso patrones de comportamiento, ya que existen conexiones directas entre respiración y partes de la corteza cerebral que regulan procesos mentales como el pensamiento, la percepción, el aprendizaje, la memoria, la atención, etc.
Cuanto más lenta y profunda es la respiración, más nos relajamos. A partir de la relajación no sólo conseguirmos regular nuestras sensaciones corporales, sino que también reducimos nuestros estímulos mentales, aquietando el pensamiento. Focalizar toda la atención en la respiración, en su sonido y su cadencia, nos distancia de pensamientos parásitos y entramos en un nuevo estado corporal y psicológico más equilibrado.
Según el yoga y el ayurveda, la respiración alterna, también denominada nadi shodana, estimula los dos principales canales energéticos (ida y pingala), que equivaldrían a conceptos relacionados con el ying y el yang. Según la neurociencia, este tipo de respiración incide en los dos hemisferios cerebrales, lo que produce poderosos efectos en nuestra homeostasis interna.
¿Cómo practicarla?
Tiempo: Entre 5 y 10 minutos.
Postura: Puedes hacerlo en cualquier postura que te sea cómoda, tanto sentado como tumbado. Alarga la espalda y ensancha el pecho para aumentar la capacidad pulmonar y así favorecer la relajación. Cierra los ojos.
Indicaciones: Esta técnica consiste en respirar de manera alterna con la narina derecha y la izquierda, cambiando de lado al exhalar. El proceso completo sería:
- Tapa tu narina derecha con tu dedo pulgar.
- Inhala profundamente por tu narina izquierda.
- Retén el aire, libera el pulgar y tápate con el índice la narina izquierda.
- Exhala por tu narina derecha.
- Inhala por tu narina derecha.
- Retén el aire, libera el dedo índice y tapona col el pulgar la narina derecha.
- Exhala por tu narina izquierda.
Y continua repitiendo el ciclo.