La asertividad es una habilidad social y comunicativa que consiste en expresar y defender nuestros propios derechos, opiniones y sentimientos, respetando a la vez los de los demás. Se encuentra en el medio de un continuo en el que los extremos son la pasividad y la agresividad. La pasividad significaría consentir o no hacer nada y la agresividad sería exigir desde las malas maneras. La asertividad sería el punto medio, reivindicaría las propias necesidades desde el respeto.
Como todas las habilidades, la asertividad se puede aprender. Veamos algunos consejos que pueden ayudarte a mejorarla:
- Responsabilízate de tus propias emociones. Es el primer paso para actuar.
- Expresa lo que te ha hecho sentir la conducta del otro. Es muy diferente criticar un comportamiento (el otro siempre puede tener argumentos para rebatirlo y las excusas pueden ser infinitas), pero nadie puede rebatir tus emociones (sólo las sientes tú). El posicionamiento emocional hace que el otro nos entienda mucho más fácilmente.
- No acumules el malestar, ves gestionando los pequeños conflictos a medida que aparecen para no sobrecargarte.
- Practica la escucha activa: Atiende y analiza con el máximo interés lo que la otra persona expresa, respeta sus necesidades y trata de entender desde su punto de vista, sin minimizar el tuyo.
- No prejuzgues: No des por hecho cosas del otro ni te coloques en ninguna posición moral. Simplemente hazte entender y trata de entender la perspectiva del otro. No des cosas por supuestas.
- Cuida la manera en la que te comunicas: No únicamente se trata de medir tus palabras. Regula también tu tono de voz (que no sea ni muy alto ni muy lento), el ritmo de tus palabras (pausado), los gestos (lentos, armónicos), tus expresiones fáciles (facciones relajadas, sonrisa cortés…), etc.
- No te dejes llevar por las emociones del otro, mantén la serenidad, la necesitarás para hacerte entender y te hará sentir más efectivo.
- Prioriza la sencillez y la claridad a la hora de trasladar el mensaje. Expresa lo que pretendes decir sin eternas justificaciones ni yéndote por las ramas.
- Comenta también las cosas que te gustan de los demás, no sólo las que te molestan o te afectan. Hará que los demás estén más receptivos hacia ti.