«El nivel de madurez y de empoderamiento de una sociedad se mide en parte por su capacidad de elegir libremente»
Nohemí Hervada
Hay algo en común entre Kylie Minogue, Oprah Winfey, Maribel Verdú, Angela Merkel, Cameron Díaz, Renée Zellweger, Olvido Gara (Alaska) y Audrey Tautou. También entre Frida Khalo, Marilyn Monroe, Virginia Wolf, Katherine Hepburn y Coco Chanel. Todas ellas son “madres de nadie”.
Tradicionalmente 9 de cada 10 mujeres eran madres. En la actualidad, el 47% de la población femenina entre 15 y 44 años no tienen hijos. Más específicamente, un reciente estudio constata que 1 de cada 4 mujeres españolas de la generación de los setenta no será madre. En el 2017 en España hubieron más muertes que nacimientos, cifra igualable por primera vez desde la Guerra Civil y que sitúa al país entre las tasas de natalidad más bajas de Europa.
La sociedad cambia con el tiempo y con ella sus usos y costumbres. Hace unos años se esperaba de la mujer que se casara, que tuviera hijos y que fuera una buena ama de casa. La incorporación femenina al mundo laboral y su creciente participación social, ha dado lugar a nuevos roles y formas de vida. Pero ¿qué pasa cuando las creencias y expectativas sociales de base no evolucionan al mismo tiempo que las nuevas formas de vida?
¿Qué es?
El término NoMo viene de “not” y “mo” de mother, es decir “not mother” o “no madre”. Fue acuñado por primera vez en 2011 por Jody Day, una psicoterapeuta y escritora inglesa que debido a su problema de fertilidad, creó Gateway Women, una red mundial de amistad y apoyo para mujeres sin hijos. Sin embargo, el movimiento NoMo no únicamente está compuesto por mujeres con problemas de fertilidad, sino que incluye también a mujeres con otros motivos para no procrear. El objetivo último del movimiento es ayudar a las mujeres a llevar una vida plena y con significado, a pesar de no tener hijos.
El movimiento NoMo reclama que se deje de percibir a nivel social que la única modalidad de felicidad para una mujer sea dar a luz al menos una vez en la vida, dejando atrás antiguas preconcepciones patriarcales que perciben, de forma más o menos sutil, a las mujeres sin hijos como personas egoístas, inmaduras, poco femeninas, hedonistas, que algo les debe pasar (“raritas”), de cordura dudosa, que odian a los niños y que tendrán una vejez llena de arrepentimiento y soledad. Se plantea la necesidad de reconceptualizar la maternidad, que pase de ser una ley natural universal y esperable a una decisión individual legítima y respetable.
¿Por qué?
Hay diversos factores que pueden llevar a las mujeres a no tener hijos. Según apuntan los últimos estudios, los motivos estrictamente biológicos (dificultades con la fertilidad) representarían un 10% de los casos. Otro 10% lo ocuparían las mujeres que no desean ser madres de forma voluntaria. En esta última categoría se incluirían corrientes éticas, políticas y ecológicas como el antinatalismo o simplemente mujeres que no tienen “instinto” (no desean hijos) y quieren un modelo de vida ajeno a la maternidad.
El 80% restante de los casos tiene que ver con una amplia variedad de factores: dificultades para conciliar lo laboral con lo personal, problemas económicos, no haber encontrado una pareja adecuada o no haberla encontrado en edad fértil, viudedad, problemas de fertilidad de la pareja, haber desarrollando otros proyectos vitales y que se hiciera tarde para ser madre, dificultades psicológicas o emocionales propias o de la pareja, miedos diversos (a no ser capaz de gestionarla correctamente, a que el equilibrio actual se desmorone…), haber pasado por un aborto traumático y no querer pasar por lo mismo otra vez, haberse ocupado de la familia de origen desde muy joven y haber quedado saturada de cuidar, querer ser madre soltera y que no funcionen los tratamientos de fertilidad, etc.
¿Quiénes son y quiénes no son las NoMos?
Suele definirse el perfil NoMo como mujeres occidentales, con alto nivel educativo, carrera profesional, nivel económico medio-alto o alto, libres de estereotipos, independientes, que residen más en urbes que en el mundo rural. Sin embargo, recientes estudios sociológicos señalan que esto no es del todo cierto. Si bien este perfil es el más visible, es porque es el perfil femenino social dominante, el que puede decidir y expresarse más libremente. No obstante el deseo de no-maternidad está presente en todos los estratos sociales y en etnias y condiciones diversas. Cualquier mujer puede ser NoMo.
¿Qué se puede hacer?
Muchas NoMo no llegarán nunca a necesitar asistencia psicológica por el mismo hecho de serlo, concretamente hablamos de las mujeres para las que no ser madre es una decisión propia o no es una condición vital imprescindible. También algunas mujeres que quieren ser madres y no pueden serlo resolverán el conflicto por sí mismas sin necesidad de apoyo externo. Sin embargo, una parte importante de este último grupo sí puede llegar a necesitar asesoramiento psicológico. Algunas propuestas que pueden ayudar:
-Abordar el duelo que supone la pérdida de un proyecto vital roto y transformarlo en un proyecto nuevo con sentido. Convertir las circunstancias en oportunidades. Reencarnarse en Ave Fénix.
-Desculpabilizar y desmontar falsas creencias: “Mis padres nunca serán abuelos”, “mi marido me va a abandonar por otra mujer que le dé descendencia”, “no soy capaz ni de hacer esto”…
-Deja atrás el pensamiento sí-no: La libertad es tener al menos 3 opciones donde elegir. No hay un solo modelo de felicidad para una mujer.
-Ampliar la visión de conjunto: Abrir opciones, ni lo bueno es tan bueno ni lo malo es tan malo. Es importante analizar tanto ventajas y desventajas de ser madre, como ventajas y desventajas no serlo.
-Compartir las emociones: Relacionarse con círculos cercanos, nuevos círculos sociales y telemáticamente a través de redes sociales, foros de interés…
-Regular las propias actitudes: participar, ser activa, implicarse…
-Dar continuidad al propio ser, atreverse a dejar un legado personal para la posteridad: escribir un libro, crear algo nuevo que perdure…
-Reflexionar sobre los mensajes que se han recibido sobre la maternidad y cuestionar creencias que encapsulan: ¿qué hay de propio y qué hay de aprendizaje social en este deseo?, ¿quería hijos realmente o los buscaba porque todo mi entorno tiene?
-Empoderarse y recuperar áreas dañadas. Si el malestar no es manejable, consultar con un psicoterapeuta especializado.
¿Entonces?
Visibilizar el movimiento NoMo supone constatar un cambio social. Es importante plantearlo para que se pueda dar lugar a:
- maternidades de alta calidad, de forma que quien las lleve adelante sea realmente por una opción elegida y deseada, en un contexto apropiado y con condiciones adecuadas. Insistir en universalizar la maternidad lleva a problemas de diversa índole: emociones negativas como frustración o arrepentimiento, trastornos psicológicos en la madre y en los hijos, empobrecimiento y retroceso…
- y no-maternidades que si bien no siempre elegidas, sí sean aceptadas e igual de saludables y felices que las maternidades.
Así pues, ¿estamos ante un nuevo movimiento social o ante una nueva realidad?