¿Quién no ha dejado alguna vez para mañana lo que podía hacer hoy?
Sí, postergar es humano, todos lo hemos hecho en más de una ocasión. Pero, ¿cuándo puede convertirse en una dificultad?
¿Qué es procrastinar?
Procrastinar es el hábito de aplazar para más adelante las cosas que tenemos que hacer, ya sea enfrentarnos a ciertas situaciones o realizar ciertas actividades que deben ser atendidas. Procrastinar es lo contrario de la productividad. Sustituimos aquello que tenemos pendiente por otra acción que nos es más agradable o simplemente por el placer de no hacer nada. El problema comienza cuando esta forma de actuar se aplica en muchas situaciones y acaba generando malestar en la persona. Y es que procrastinar no deja de ser un auto-sabotaje: en un intento por evitar el malestar que acarrea la tarea, lo acabamos multiplicando.
¿Qué puede producir?
Los efectos que puede producir son:
- Desmotivación.
- Sentimientos de culpabilidad.
- Frustración.
- Reducción de la autoestima, al ver que se arrastra el problema sin resolverse. Inseguridad en las propias capacidad para gestionar las dificultades.
- Problemas con otras personas, que pueden verse afectadas por las habituales demoras.
¿Por qué ocurre?
Los motivos fundamentales son:
- Alivio inicial al eludir las dificultades o el esfuerzo que ocasiona la actividad.
- Tarea poco definida o excesivamente larga y costosa.
- Indecisión.
- Falta de energía.
- Perfeccionismo. Querer hacer las cosas demasiado bien puede llegar a bloquearnos. El miedo a la crítica o al fracaso está detrás del perfeccionismo obsesivo.
¿Cómo dejar de aplazar?
La mejor manera de abandonar la postergación constante es crear un nuevo hábito en la forma de hacer las cosas, y para ello necesitamos repetición. Algunas recomendaciones serían:
- Organízate de forma diferente. Haz una lista de las cosas que tienes pendientes y búscales un tiempo concreto en tu semana donde poder hacerlas. Haz que tu agenda sea realista, si la sobrecargas, acabarás no haciendo nada, y si es demasiado laxa perderás la motivación.
- Sigue la regla de los 2 minutos: si algo te lleva menos de 2 minutos, no lo pienses ni lo planifiques: hazlo. Ve ampliando el tiempo de forma progresiva a 5 ó 10 minutos.
- Divide las tareas que tengas pendientes en tareas más pequeñas o pasos para conseguirlas. Hará que te ayude a ver más posible conseguirlo y psicológicamente crea menos rechazo.
- Programa descansos entre tarea y tarea.
- Utiliza la Matriz de Eisenhower:
- Si la tarea es urgente e importante, hazla ya.
- Si es urgente pero no es importante, delégala a otra persona.
- Si no es urgente pero sí importantes, planifícala.
- Si no es urgente ni tampoco es importante, postérgala o elimínala.
- Regula tu energía, más que tu tiempo. Si estás cansado o de mal humor será más probable que procrastines. Cuida tu tiempo de descanso y sueño, comidas, practica ejercicio físico…
- Prémiate cuando consigas realizar acciones a tiempo. El refuerzo positivo ayuda a instaurar el hábito.