Existe a nivel social una creencia tan extendida como equivocada, que dice que “si tu pareja no siente celos es que no te quiere”. Nada más lejos de la realidad. Los celos son un indicador de posesividad, inseguridad personal, baja autoestima, miedo a la soledad, desconfianza en el otro y dificultades en el apego que probablemente se remontan a la infancia. Afecta al sistema de creencias, ya que se interpretan equivocadamente estímulos neutros y quien los experimenta se siente vulnerado y amenazado constantemente, aunque sin una justificación constatable.
Los celos terminan convirtiéndose en el auténtico cáncer de la pareja ya que ya que no sólo los sufre quien los siente, sino también la otra parte, y si no se tratan, siempre van a más.
Pueden empezar con pequeños gestos, pero pueden convertirse en algo recurrente o patológico. Es entonces cuando pasan a formar parte de los denominados trastornos delirantes. Se conocen como “celotipia” o a un nivel más popular, como “síndrome de Otelo”.
La persona que siente celos intenta confirmar sus sospechas, lo que conlleva un hipercontrol de su pareja. Cualquier pequeño detalle tiende a malinterpretarse como un indicio evidente del engaño. Se va progresivamente invadiendo la intimidad de la pareja, limitando sus decisiones o sus círculos sociales. El intentar descubrir la supuesta infidelidad se convierte en el único tema que ocupa sus pensamientos y conduce a un aumento de la frustración que puede llevar a agredir tanto a la pareja como a terceras personas. Este estado delirante se caracteriza por una lógica interna que sólo tiene coherencia para quien la crea, ya que no se sustenta con pruebas objetivables. Finalmente se acaba “cosificando” a la pareja, puesto que deja de ser una persona para convertirse en algo de su propiedad.
Paradójicamente, las relaciones en las que los celos se patologizan, pueden provocar el fenómeno de “la profecía que se autocumple”. La pareja, agotada por la situación, acaba confirmando las sospechas o dejando la relación.
¿Como tratarlos?
Uno de los errores más habituales a la hora de tratar los celos es hacerlo a nivel individual. Lo ideal es que se realice un encuadre de terapia de pareja ya que es un problema que afecta a la dinámica de los dos. Es importante:
- Entender la historia de apego o vinculación de ambas partes.
- Origen del pensamiento celotípico, historia previa del problema y cómo afecta a la actualidad.
- Atender y sustituir posibles patrones culturales asociados a la propiedad de la pareja o micromachismos, siempre desde una perspectiva de género.
- Entrenar en confianza, aprender a abrirse al otro, cercanía, mostrar vulnerabilidad…
- Reforzar la autoestima.