Alrededor del 10% de los niños escolarizados actualmente tienen altas capacidades intelectuales. Según la OMS, se considera que un niño es superdotado cuando su cociente intelectual (CI) es superior a 130. Sin embargo, la inteligencia es algo que va mucho más allá de una puntuación en un test, y un niño superdotado puede fracasar si no tiene las herramientas y el contexto adecuado para su desarrollo. Podríamos decir que un niño superdotado es realmente aquél que tiene un alto potencial por desarrollar.
Normalmente las altas capacidades se detectan en los primeros cursos de primaria, aunque en la etapa infantil ya aparecen ciertos indicadores: ¿cómo detectarlos?
- Desarrollo precoz del lenguaje, no sólo en las primeras palabras, sino también con un léxico por encima de lo normal a su edad.
- Desarrollo temprano de habilidades motoras (motricidad fina, equilibrio, coordinación…).
- Capacidad de observación y curiosidad. Aprenden y comprenden rápidamente.
- Capacidad temprana para aprendizajes específicos (matemáticas, lectoescritura…), que desarrollan de manera autodidacta.
- Alta concentración y persistencia en sus áreas de interés: el mundo alrededor desaparece.
- Creatividad.
- A nivel cognitivo, poseen un pensamiento abstracto desarrollado, con predominancia de la lógica y la razón. Alta retención de información.
- Independencia y autonomía.
- Alto nivel de autoexigencia y exigencia a los demás, acostumbran a ser niños demandantes y perfeccionistas.
- Sensibilidad emocional, con reacciones desbordadas en ocasiones debido a la baja tolerancia a la frustración. Se sienten vulnerables al fracaso o la desatención de los otros.
- Cuestionamiento de la autoridad, intentando ampliar límites e imponer su criterio.
- Rigidez e inflexibilidad.
- Interés temprano por temas trascendentales o existenciales (la muerte, la religión, el origen del ser humano…).
Tendemos a asociar lo diferente con lo patológico. Comprender la diferencia de nuestros hijos sin juicios de valor nos ayuda a ser más efectivos como padres: entender el porqué de su sensibilidad, sus inquietudes u obsesiones. Es necesario también encontrar un punto donde poder ayudarle, alejándonos tanto de la sobreprotección como de la hiperexigencia.