El bullying-acoso escolar- es lamentablemente un problema mucho más habitual de lo que se piensa. Entre un 10-14% de los menores lo han padecido. Sin embargo, este número podría ser mayor, ya que es un problema que tiende a silenciarse por vergüenza o por miedo, y en muchas ocasiones sólo se hace visible cuando las consecuencias son muy evidentes (suicidio, episodios psicóticos, depresión, trastorno por estrés postraumático, etc).
Haber padecido bullying en la infancia o adolescencia, triplica la probabilidad se padecer depresión en la adultez. Un estudio longitudinal (de 10 años de duración, con una muestra de 2.200 alumnos) realizado en Carolina del Norte, concluye que las secuelas psicológicas del bullying se mantienen en la edad adulta y que pueden ocasionar diversos trastornos psicológicos. Otro estudio recientemente publicado alerta de que personas que sufrieron bullying siguen manifestando riesgo social y de salud hasta 40 años después del acoso.
La particularidad de este tipo de acoso en comparación con el acoso en la adultez,es que se da cuando la persona está aún en desarrollo, y por tanto no tiene recursos suficientes a nivel emocional para hacerle frente. Esto le hace particularmente vulnerable en el futuro.
El estrés que ocasiona el bullying produce cambios a nivel cerebral que en la adultez pueden generar: depresión (desesperanza, desmotivación, incapacidad para disfrutar…), riesgo de autolesiones o de suicidio, ansiedad generalizada, abuso de sustancias, trastorno por estrés postraumático (imágenes y pensamientos recurrentes, estado de alerta constante, insomnio, problemas de atención y concentración…), somatizaciones (dolor crónico, fatiga crónica, cefaleas, problemas intestinales…), aumento de probabilidad de padecer enfermedades (como p.ej. cáncer o diabetes), sobrepeso, problemas de autoestima, dificultades relacionales (incapacidad para mantener una relación de pareja o confiar en un amigo, inseguridad, fobia o ansiedad social, tendencia a la culpabilización…), dificultades laborales (p.ej. ir concatenando breves trabajos precarios), etc.
El acoso escolar es uno de los retos de la sociedad actual de cara a la prevención de la salud comunitaria en el futuro. Para ello hay que combatirlo desde los diferentes frentes implicados: el institucional (centro educativo), la familia, el grupo (aula al completo) y el individuo (víctima, agresor y ambos conjuntamente).