“¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia “.
Epicuro
Caminas, pero quieres una bicicleta. Cuando la tienes, quieres un coche. Si ya tienes el coche, quieres uno mejor. Si tienes el mejor, quieres dos, y así hasta el infinito. Cuanto más tenemos, más queremos. Seguimos esta tendencia aun conociendo de sobra aquél extendido tópico de “el dinero no da la felicidad”.
La sociedad occidental, refuerza elementos como la competitividad, el nivel de ingresos, la propiedad, el status, etc., como si siempre hubiera más. Se nos ha enseñado que cuanto más tiene una persona, más feliz es, es decir se equipara el nivel de vida con la calidad de vida, cuando en realidad son cosas muy diferentes.
Cuanto más ganamos, más gastamos, por lo que necesitamos ganar más, y sin darnos cuenta nos acabamos introduciendo en una inmensa rueda de ratón en la que por mucho que caminemos, siempre estamos en el mismo punto. Pero, ¿qué pasa cuando la cultura del “más, más, más…” llega a la saturación?
¿Qué es?
Downshifting, es un término anglosajón, acuñado por Tracy Smith, que significa reducir la marcha de un vehículo.
El downshifting es un estilo de vida que busca la simplicidad voluntaria, es el arte de vivir con menos. Cuestiona la diferencia entre lo que “queremos” y lo que “necesitamos”, lo que implica salir del consumismo obsesivo y atender el estrés que conlleva el querer siempre más: más lujos, mejor trabajo, más éxito… Pretende encontrar un equilibrio entre la vida personal y la laboral, priorizando lo que es necesario, potenciando el bienestar emocional y suprimiendo lo accesorio. Da importancia al tiempo personal y familiar, y parte de la base de: “¿para qué queremos el éxito material si no tenemos tiempo para disfrutarlo y además nos cuesta la salud emocional?”.
Practicar el downshifting no significa dejar de trabajar para irse a vivir a una cabaña, ni evitar los avances tecnológicos o la evolución del mundo contemporáneo, ni hacer un alegato a la pobreza. Significa quedarse con lo fundamental y aprender a valorarlo. Reorganizar las prioridades. El objetivo es ser más libre y más feliz.
En palabras de Coco Chanel, “las mejores cosas en la vida son gratis”.
¿Quiénes?
Cualquier persona puede ser un downshifter, aunque habitualmente hay dos tipologías:
- El que quiere serlo: Personas que de forma voluntaria sostienen este tipo de vida por cuestiones ideológicas o éticas.
- El que “debe” serlo: Personas que han ido perdiendo salud mental (ansiedad, estrés, adicciones, etc.) o bienestar emocional debido al desgaste y necesitan un cambio radical.
Es importante señalar que quien incorpora este modelo de vida, raramente vuelve a la fórmula “trabajo-gano-gasto”.
¿Cómo practicarlo?
- Menos es más: cuantas menos cosas necesites, menos serán tus frustraciones. A menos pretensiones, menos preocupaciones.
- Analiza tus necesidades: ¿Son reales o impuestas socialmente?
- Valora lo que tienes: Deshazte de lo que no necesites y deja de desear lo que podrías no necesitar.
- Deja de compararte con quien tiene más. Deja de competir y céntrate en lo que realmente necesitas para ser feliz. Lo más valioso no son las cosas sino el tiempo.
- Céntrate en el “ser”, no en el “tener”. ¿En qué te gustaría transformarte como persona?
- El trabajo no lo es todo: Es importante involucrarse en la propia vida laboral, sentirse productivo y valorar la propia aportación a la sociedad, pero el trabajo no puede ser el pilar vital. Es importante priorizar también otros elementos.
- Replantea tu jornada laboral: ¿Puedes cubrir los gastos necesarios trabajando menos horas? El siglo XXI requiere un replanteamiento de lo que realmente significa la productividad.
- Reorganiza tu tiempo: El tiempo es limitado. No trabajes fuera de tu jornada laboral, potencia tu tiempo libre y haz cosas que disfrutes.
- Dedícate a tus seres queridos: Familiares, amigos, compañeros de diferentes círculos sociales.
- Practica la “regla de las cuatro R”: reducir, reutilizar, reparar y reciclar los productos.
- Cuídate más: Uno de los principales obstáculos para la prevención de la salud es la falta de tiempo. Aprende a comer equilibradamente, deja de fumar, haz ejercicio físico…
- Olvida las prisas: Si tienes más tiempo puedes hacer las cosas desde la calma, disfrutando más el aquí-ahora. Ralentiza tu ritmo y sé más consciente de cada momento.
- Aprende conocimientos que te ayuden a ser autosuficiente: reparaciones del hogar, mecánica, etc.
- Cultiva nuevas aficiones gratuitas: deporte, tocar un instrumento…
- Hazte voluntario de algo que tenga sentido para ti.
- Reestructura tus gastos:
- Cancela tarjetas de crédito (o reserva una para emergencias), paga al día.
- Lleva una libreta de gastos.
- Paga en efectivo.
- Iníciate en el consumo colaborativo: compra-venta de segunda mano, bancos de tiempo, intercambio de libros, intercambios de casas en vacaciones, compartir recursos como transporte, parking, wifi, etc.