Las conductas prosociales son actitudes o formas de relacionarse dirigidas a favorecer a los demás sin buscar una retribución a cambio, mejorando así las relaciones sociales. Potenciar en niños estas conductas, no sólo los hacen más competentes a nivel individual y social, sino que mejora su bienestar emocional y cognitivo. Facilita funciones como el razonamiento y el conocimiento instrumental abordado en la etapa escolar. También alejan de su opuesto, las conductas antisociales, relacionadas con agresividad, delincuencia, etc. repercutiendo así positivamente en la adultez. El entrenamiento en conductas prosociales es particularmente necesario en un mundo cada vez más tendente al individualismo y a las relaciones digitales, derivadas del impacto de las nuevas tecnologías.
Algunos ejemplos de conductas prosociales son:
- Solidaridad con las necesidades o dolor ajeno.
- Capacidad de ayuda.
- Empatía.
- Pedir perdón.
¿Cómo ayudar a tu hijo a potenciarlas?
- Predica con el ejemplo. Si tu hijo observa en ti este tipo de conductas, tenderá a repetirlas.
- Explícale la importancia que tienen, motívalo.
- Dale ejemplos concretos de qué podría hacer y cómo según sus posibilidades y grado de madurez.
- Plantéaselo como una elección, no como una obligación.
- Refuérzale siempre que despliegue conductas prosociales.