Si bien la mayoría de los niños y adolescentes juegan a videojuegos, se estima que dos terceras partes de los padres en EEUU no tienen reglas sobre cómo poner los límites adecuados.
Podemos decir que existe un uso inadecuado cuando el niño deja de relacionarse con compañeros, abandona otras actividades (lúdicas o responsabilidades) o recorta horas de sueño (con la consiguiente falta de productividad) para jugar durante más tiempo.
El Child MindInstituteha publicado recientemente unas recomendaciones para padres sobre cómo regular el uso de videojuegos:
- Deja que tu hijo juegue sólo cuando haya terminado todas las responsabilidades de ese día (escolares y domésticas). Jugar es un privilegio, no un derecho.
- Pon límites de tiempo claros y preestablecidos. Según la Academia Americana de Pediatría debería ser de 30 a 60 minutos en días lectivos y un máximo de 2 horas en festivos (en menores de 6 años el tiempo sería menor). Algún día de la semana debería estar libre de videojuegos.
- Diseña las normas por un plazo de tiempo (1-2 meses) y después reevalúalo.
- Acuerda con tu hijo consecuencias realistas en caso de romper las normas preestablecidas.
- Ten claros a qué juegos accede tu hijo y decide cuáles apruebas. Puedes preguntarle y chequear los navegadores web.
- Sé constante en el mantenimiento de las normas y aplica consecuencias inmediatas.
- Potencia otras actividades de ocio que no impliquen pantallas.
- Refuerza positivamente a tu hijo cuando practique otras actividades.