Las crisis vitales son etapas particularmente difíciles en la trayectoria de una persona que dan lugar a formas de vida diferentes. La profundidad de las vivencias de esa etapa hace que nada vuelva a ser igual, y se haga necesario un cambio de enfoque, un nuevo planteamiento. Es como llegar a un cruce de caminos en el que es imposible continuar recto e inevitablemente hay que tomar una dirección diferente.
Si bien normalmente las crisis vitales nos ocurren a todos en momentos diferentes debido a circunstancias diferentes (un duelo, una separación, una desgracia inesperada…), la pandemia por COVID nos ha sincronizado en mayor o menor medida, ya que todos, de una manera u otra, hemos vivido el impacto de la situación. Esto ha generado cambios en diferentes niveles, uno de ellos es el relacional. Ha habido amistades que se han afianzado, otras que se han roto o se han creado otras nuevas. ¿A qué se debe?
Recalibrando
Según Aristóteles la amistad se forja debido a tres causas:
- Conveniencia: Cuando resulta útil para las partes y se obtiene algún beneficio. Suelen ser relaciones que duran poco tiempo.
- Placer: Son relaciones que perduran más, pero no más valiosas que las anteriores, puesto que disfrutamos la amistad únicamente por el placer que nos otorga.
- Virtud: La amistad se forja para construir la mutua excelencia.
En función a esta distinción, la pandemia nos ha servido para diferenciar unas relaciones de otras en nuestra vida, y en la mayoría de los casos, hemos reemplazado la cantidad por la calidad, es decir, por regla general ahora tenemos menos amigos, pero más valiosos. Las personas con las que hemos reducido contacto son aquellas con quien antes nos relacionábamos en segundo plano, lo que nos lleva a valorar más las amistades con las que nos quedamos. Recordemos que la soledad no es no conocer a suficientes personas, sino sentirse conocido y valorado por pocas personas o por ninguna.
¿Las ventajas de la separación?
Algunas amistades se han roto puesto que se han puesto encima de la mesa diferencias irreconciliables. Se han confrontado formas de enfrentarnos a las dificultades que nos han hecho sentir juzgados, culpables, o simplemente en desacuerdo (por ejemplo, llevando un estilo de vida más o menos protegido frente al virus).
Es fundamental dejar al margen fricciones transitorias y poder plantear si las diferencias son irreconciliables o no. En el caso de que no lo sean, es necesario hacer un trabajo de reparación, que no será necesariamente inmediato tras una sola conversación, quizá es necesario reconectar, solucionar y limar asperezas o cultivar la relación en diferentes aspectos para que pueda perdurar.
Sin embargo, filtrar ciertas relaciones que consumen más que nutren, también puede tener un efecto beneficioso para la salud. Por un lado, porque nos evitamos el sufrimiento de la crispación y del conflicto, pero también porque permiten crear espacio a nuevas amistades más enriquecedoras.
La pandemia nos ha acercado a personas muy diferentes a nuestras amistades habituales, pero con las que compartimos una vivencia común o una perspectiva más similar. Es el caso de conocidos que se hacen amigos (p.ej. vecinos) o amistades que se crean de cero a través de internet. Ahora que el aislamiento se ha hecho algo más generalizado, se ha permitido hablar más de la soledad (que en ocasiones ya experimentábamos de antes), mostrarnos más humanos y abrirnos más a mostrar nuestra propia vulnerabilidad, lo que conduce a crear relaciones más auténticas, o en palabras de Aristóteles, más virtuosas.
Cuidar más las amistades
Los amigos que finalmente se queden, sean antiguos o nuevos, es fundamental cuidarlos. Dadas las circunstancias, se hace necesario crear nuevos espacios y nuevas formas de interactuar, como estar más al día en nuevas plataformas digitales o estar más presentes en ellas, haciendo más actividades online si presencialmente no es posible.
También es necesario cultivar nuevas formas de intimidad ahora que el contacto físico está restringido. Hay que comunicar más con las palabras (siendo más explícitos a la hora de manifestar el cariño) pero también con los gestos, la mirada, la postura… prestar más atención a estos aspectos.
Los pilares de la amistad
Según Shasta Nelson, existen cuatro pilares fundamentales en la amistad:
- Consistencia: la frecuencia y fiabilidad con la que se interactúa.
- Vulnerabilidad: Sentirse visto, valorado y seguro.
- Positividad: Sentirse cómodo y a gusto con las interacciones.
Otros valores fundamentales son: la confianza, el respeto y la tolerancia, la sinceridad, la fidelidad, la reciprocidad, la amabilidad, el afecto y el interés genuino.