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Aunque hay muchos niños que no son demasiado entusiastas con las matemáticas, cuando esto se convierte en un problema grave y persistente podemos hablar de discalculia. Entre un 5-7% de los niños pueden presentarla. Para poder diagnosticarla es importante descartar otras problemáticas como dificultades de procesamiento visual o auditivo, dislexia o TDAH.
Habitualmente, las dificultades con las matemáticas surgen a partir del segundo ciclo de la Educación Primaria, cuando empiezan a ser más conceptuales y aparece el razonamiento matemático.
Indicativos en los más pequeños:
- Dificultad para reconocer los números.
- Tarda o se pierde al contar. Puede necesitar los dedos.
- Le cuesta conectar números con nombres (“4” con “cuatro”).
- Le cuesta reconocer series o seguir un orden.
Indicativos posteriores:
- Dificultades en lo básico (sumas, restas, multiplicaciones…).
- Les cuestan conceptos en los problemas o cálculos matemáticos.
- Dificultades en el procesamiento visuoespacial (p.ej. tablas o gráficos).
- Tienen problemas para recordar cifras como números de teléfono, devolver el cambio cuando pagan algo o estimar lo que les costará.
- Les cuesta leer relojes o decir la hora.
- Dificultad para estimar distancias o el tiempo que les costará llegar de un lugar a otro.
- Les cuesta recordar direcciones y tienen problemas con la lateralidad.
- Frustración emocional ante las dificultades anteriores.