Hablar de muerte y enfermedad es aún hoy un tabú en la sociedad occidental, pero aún lo es más cuando hay que hablar de ellas con los niños. Las dificultades varían en función de la edad del menor, su personalidad, el tipo de relación familiar, etc.
Un estudio reciente publicado por la revista Psicooncología refleja que los pacientes diagnosticados de cáncer parecen disponer en general de suficientes recursos externos (terceras personas para el cuidado de los niños o para gestionar las obligaciones domésticas), pero más de un 40% de los padres no tienen recursos suficientes para informar a los hijos sobre la enfermedad o darles el apoyo emocional necesario, lo que aumenta aún más el propio malestar emocional. Es importante pues, disponer de ayuda psico-oncológica y programas de apoyo adecuados.
La Unidad de Psicooncología delInstitutCatalàd’Oncologia ha creado unas recomendacionesbásicas para facilitar la comunicación en estos momentos y fortalecer el entorno familiar de cara a afrontar las dificultades propias del tratamiento y a reducir el malestar emocional del paciente.
- Tener en cuenta la edad del niño para abordar los conceptos necesarios con las palabras adecuadas. Aunque pueda parecer sorprendente, cuanto más pequeño es el niño más sencillo resulta. A más edad, más conciencia hay de las cosas y de lo que pueden suponer.
- Si no quieres usar la palabra “cáncer” en un principio, busca un sinónimo que te ayude a empezar a hablar (tumor, bulto, enfermedad…), pero nunca mientas a tu hijo si te lo pregunta directamente ya que podría aumentar su inseguridad y desconfianza.
- Usa palabras sencillas, frases cortas y claras. Responde lo que te pregunte, ni más ni menos.
- Ubica la enfermedad en tu cuerpo (barriga, mama, sangre…).
- No pasa nada si lloras o te emocionas al hablar del tema. Le darás a entender que él también puede hacerlo contigo.
- Explícale las fases del tratamiento y los efectos secundarios que puedes tener.
- Anticípale qué rutinas familiares pueden cambiar.
- Informa a la escuela. Puede darle apoyo a tu hijo y ayudarle a entender los cambios de la nueva situación.
- Recuerda que no eres omnipotente y no tienes por qué tener respuestas para todo. Puedes responder “esto no lo sé”.
- Busca ayuda psicológica individualizada para cualquier consulta más concreta.
Recuerda que aunque la comunicación puede ser difícil, más aún lo es la incomunicación.