Las relaciones afectivas están cambiando en los últimos años debido a la eclosión de las redes sociales. Una de las tendencias que se está viralizando recientemente es el breadcrumbing.
“Breadcrumb” significa literalmente “miga de pan” y aplicado en este contexto vendría a referirse a algo así como “dejar migajas emocionales” durante el flirteo en las diferentes apps.
El breadcrumbing se caracteriza por la confusión y la ambivalencia. La persona que lo practica da mensajes contradictorios, de acercamiento y alejamiento simultáneamente, que provoca que quien los recibese mantenga en una constante sensación de estar a la espera de lo que le dan, aceptando migajas. Se dan señales mínimas de estar ahí pero sin implicarse realmente en la relación y sin desaparecer repentinamente como en el ghosting. Quien lo recibe, se mantiene en un permanente estado de espera, con la esperanza de que la otra parte realmente se involucre en la relación. Poco a poco se va creando una relación tóxica en el que el dolor de la espera invade la relación por completo.
Detrás de este tipo de dinámicas suele haber carencias por ambas partes.
- Quien deja las migas: Miedo al compromiso, problemas no resueltos con el pasado, inmadurez, etc. Normalmente no hay una voluntad consciente de hacer daño a la otra parte sino una ambivalencia personal.
- Quien sigue las migas: Normalmente solemos encontrar problemas de autoestima. Existe la necesidad de ser una persona querida por los demás al precio que sea para cubrir las carencias por no quererse a uno mismo. Por eso cede y espera hasta un elevado nivel de sufrimiento.
¿Cómo manejar la situación si estás sufriendo breadcrumbing?
- Rompe los bucles de autoengaño, no minimices tu malestar.
- Establece líneas rojas. Pon límites de lo que estás dispuesto a aceptar y lo que no.
- Valora qué partes son necesidades tuyas y cuáles de la otra persona. ¿Son compatibles?
- Comunícate. Expresa a la otra persona cómo te hacen sentir ciertas actitudes.
- Marca un tiempo. ¿Hasta cuándo estás dispuesto a esperar?