Un reciente informe de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad señala los riesgos y consecuencias del consumo de alcohol en relación con la COVID-19, y plantea algunas recomendaciones a seguir.
Las informaciones más importantes en relación a la COVID son:
- El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una de las complicaciones más graves de la COVID-19.
- El alcohol no protege de ninguna manera la infección de la COVID-19, ni impide que se contraiga el virus.
- Es falso que el alcohol de alta graduación mate el virus en aire inhalado o que desinfecte la boca y la garganta. Tampoco crea resistencia frente al virus.
- El alcohol, sobre todo si se consume de forma abusiva, debilita el sistema inmunitario, lo que conlleva una reducción de la capacidad para enfrentarse a enfermedades infecciosas.
Otras informaciones más genéricas sobre el alcohol que también señala el informe son:
- Es un hecho contrastado que el alcohol, incluso en cantidades mínimas, causa ciertos tipos de cáncer.
- No existe un “límite seguro”. El riesgo de daño para la salud aumenta con cada vaso de alcohol consumido.
- El alcohol durante el embarazo es un riesgo para el feto, incluso en cantidades mínimas.
- El alcohol aumenta el riesgo, la frecuencia y la gravedad de la victimización y todo tipo de actos de violencia interpersonal (violencia machista, violencia sexual, violencia juvenil, maltrato a personas mayores…).
- El alcohol a corto plazo genera estados placenteros, pero después crea estrés y ansiedad.
- El alcohol aumenta la producción de grasa pero no alimenta (calorías vacías).
- El alcohol interfiere en la capacidad sexual y puede impedir las relaciones sexuales plenas.