Se dice del viajar que es el único gasto que te hace más rico. Ciertamente cada vez hay más personas que ahorran de forma habitual para viajar, invierten una parte importante de su tiempo informándose sobre destinos, ofertas o cuadrando fechas con acompañantes. Parece que recientemente en la sociedad occidental, para cada vez más personas viajar no es un lujo sino una necesidad. Sin embargo, el viaje tiene significados o funciones diferentes para cada uno. ¿Puede llegar a ser algo problemático? Y si es así, ¿dónde empieza a serlo?
Definamos algunos conceptos.
Wanderlust
Es un término anglosajón que proviene de wander (vagar) y lust (pasión), y significa pasión por viajar. Para muchos, viajar es un activador de felicidad. Conocer lugares nuevos, contactar con otras culturas y formas de vida, puede convertirse en una importante motivación. A nivel cerebral se activa la hormona de la dopamina, y con ella la sensación de bienestar y estimulación interna e incluso en algunos casos, casi de “ansia”. Pero, ¿podemos hablar realmente de adicción?
Dromomanía
Cuando se habla de “adicción a viajar” habitualmente se usa el término “dromomanía”. Según la RAE, es la “inclinación excesiva u obsesión patológica por trasladarse de un lugar a otro”. Sin embargo, actualmente no existe evidencia de que realmente exista una adicción como tal. Entendemos la adicción como una necesidad excesiva que trae consigo fenómenos como dependencia y tolerancia, y esto no se ajustaría al viajar. Sí es cierto que algunas personas tienen una tendencia repetitiva (¿compulsiva?) a viajar a nada que se juntan con unos cuantos días libres y también es cierto que hay formas de viajar más beneficiosas y otras menos. Para poder analizarlo tenemos que atender a cuál es la auténtica motivación que lleva a la persona a viajar, como se verá más adelante.
Fuga disociativa
La fuga disociativa, también llamada estado de fuga, sí estaría tipificada dentro de los trastornos mentales, y en la actualidad se entiende como un tipo de amnesia disociativa. La persona, aparentemente integrada en su contexto, inicia un viaje inesperado sin saber por qué. A lo largo de este viaje presenta confusión sobre su identidad, llegando a representar otra muy diferente (nuevo nombre, vivienda, amistades, empleo…) y no recuerda su pasado. Durante la fuga no presentan psicopatología aparente ni llaman la atención.
En la mayoría de los casos, la persona recupera su identidad anterior y su memoria. A pesar de que no es demasiado común, sí es considerado grave.
¿Cuándo viajar puede ser problemático?
Dejando de lado la fuga disociativa, que viene condicionada por causas de diferente gravedad, es importante señalar aquí algunas ideas a evitar para que el viajar se convierta en algo problemático. ¿Qué nos puede hacer perder el norte?
Antes de nada, es necesario abandonar el concepto de viaje como algo snob. Cualquier viaje puede ser enriquecedor, independientemente de la duración o la distancia. Lo que va a determinar su utilizad es la receptividad de la persona y su apertura al aprendizaje.
Viajar no es algo problemático en sí, pero según qué lo active puede generar dificultades. El factor clave que hay que atender es cuál es la motivación fundamental del viaje. Puede haber motivaciones poco saludables tanto intrínsecas (relacionadas con el interior) como extrínsecas (con el exterior):
Motivaciones extrínsecas:
- Necesidad de reconocimiento social (para subir fotos y vídeos en redes sociales o impresionar al círculo social mostrando una imagen alternativa).
- El coleccionismo de guías de viaje. Cuando la persona no se empapa del lugar y de su esencia, sino que va a chequear los lugares que se supone se debe visitar para atestiguar que ha estado ahí. Esta sería la diferencia entre el turista y el viajero.
- Eludir otras responsabilidades o compromisos. Cuando se viaja para no ocuparse de algo.
Motivaciones intrínsecas:
- Necesidad de estimulación ante una cotidianidad insatisfactoria o poco gratificante. Se usa el viaje para evadirse el presente, cuando la persona no está bien consigo misma.
- Cuando se hace como única forma de disfrute. La persona se limita a una sola opción.
- Necesidad de anonimato o de no dar explicaciones ante desconocidos. Perderse en la multitud. Sería una especie de huida, de querer ser otra persona por un periodo de tiempo concreto o de hacerse invisible respecto la vida habitual.
- Cuando se hace para evitar el dolor, p.ej. tras una experiencia traumática. Si bien el viaje puede actuar como catalizador del cambio personal, también es cierto que cuando una persona está mal psicológicamente puede entrar en circuitos de vulnerabilidad. Sería interesante aquí buscar ayuda profesional para solventar el malestar.
¿Beneficios de viajar?
- Viajar no sólo es una fuente de estimulación y vivencias mientras dura el viaje, sino que también modifica el después. Cambia nuestros recuerdos y también nuestro sistema de valores respecto lo que es importante.
- Relacionado lo anterior, si aumentamos nuestros recuerdos positivos, también aumenta nuestro bienestar general y por tanto se reduce el estrés o la apatía.
- Viajar no sólo sirve para descubrir lugares, sino también formas de ser de uno mismo en situaciones que no ha estado antes. Es por tanto una forma de reflexión y desarrollo personal y perfila nuestro espíritu crítico.
- Nos ayuda a percibirnos de forma diferente, puesto que viajar nos obliga a actuar en situaciones diferentes.
- Potencia el establecimiento de habilidades como resolución de problemas, empatía, sociabilidad, flexibilidad, tolerancia…
- Viajar cortocircuita nuestra normalidad. Permite oxigenar nuestra rutina y nos pone en nuevas situaciones.
- Favorece la recuperación durante una crisis existencial, ya que permite dos condiciones fundamentales: espacio y tiempo. Ayuda a tomar decisiones, ya que nos da enfoques diferentes a nuestras preocupaciones habituales.
- Potencia nuestra creatividad, ya que nuestro cerebro se hace más plástico ante la necesidad de adaptarse a nuevas vivencias.
- Abre a nuevos aprendizajes.
- Refuerza la autoestima. Exponernos a situaciones diversas crea seguridad en uno mismo y reduce miedos puesto que te lleva a salir de la famosa “zona de confort”.