La persona que utiliza la evitación como tabla de salvación ante las dificultades de la vida va progresivamente aislándose y reduciendo su mundo de forma progresiva. ¿Qué ocurre cuando la timidez se lleva al extremo?
¿Qué es?
El trastorno de la personalidad evitativa, también denominado trastorno de la personalidad por evitación, afecta a un 2,4% de la población, distribuyéndose por igual en hombres y mujeres. Es un patrón de inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa por parte de los demás. Comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos.
Se diagnostica cuando se cumplen cuatro o más de los siguientes criterios:
- Evita las actividades laborales que implican un contacto interpersonal significativo por miedo a la crítica, la desaprobación o el rechazo.
- Se muestra poco dispuesto a establecer relación con los demás, a no ser que esté seguro de ser apreciado.
- Se muestra retraído en las relaciones estrechas porque teme que lo avergüencen o ridiculicen.
- Le preocupa ser criticado o rechazado en situaciones sociales.
- Se muestra inhibido en nuevas situaciones interpersonales debido al sentimiento de falta de adaptación.
- Se ve a sí mismo como socialmente inepto, con poco atractivo personal o inferior a los demás.
- Se muestra extremadamente reacio a asumir riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades porque le pueden resultar embarazosas.
La timidez es la precursora de esta problemática pero así como en la mayoría de las personas se va disipando con la edad, ésta aumenta en la adolescencia y adultez en quienes desarrollan el trastorno, haciéndose cada vez más evasivas.
Por otro lado, suelen evaluar atentamente el comportamiento de los demás respecto a ellos, y esa expectación puede provocar la ridiculización o burla de los demás, lo que confirmaría sus propias sospechas negativistas. Sería la denominada profecía que se autocumple, que aún reforzaría más el aislamiento.
Causas
Algunas situaciones vividas en la infancia pueden condicionar la aparición de trastorno:
- Rechazo o marginación.
- Exceso de crítica por parte de las figuras de apego.
- Desatención o negligencia.
- Abusos.
¿Qué supone evitar?
Evitar no siempre es negativo. De hecho, puede ser un recurso adaptativo para protegernos de males mayores y preservar nuestro bienestar, sobre todo cuando no tenemos recursos suficientes para manejar la situación. Sería la estrategia de afrontamiento de huida. Sin embargo, a nivel psicológico, dejar de enfrentarnos a cosas puede suponer un alto coste emocional, ya que todo lo que no enfrentamos se convierte en miedo. A corto plazo nos alivia por no tener que enfrentarnos a la situación temida, pero a medio-largo plazo, si repetimos la conducta de evitación, sacamos como conclusión nuestra propia ineficacia (lo que afecta negativamente a nuestra autoestima) y aumenta el miedo exponencialmente, confirmándonos nuestra propia inadecuación. Podríamos decir pues que la evitación es perjudicial cuando el daño derivado de evitar es mayor que el daño inicial.
Es importante tener en cuenta que la evitación no es algo meramente social. También es cognitiva, conductual y emocional, lo que se traduce en no pensar, no hacer y no gestionar mis emociones porque así no me enfrento a lo que me atemoriza (lo que aún retroalimenta más el miedo).
Posibles complicaciones
Si la patología está muy avanzada y no recibe tratamiento puede llevar al aislamiento. También es frecuente que se dé simultáneamente junto con otros trastornos. Los más habituales son:
- Trastorno depresivo mayor.
- Trastorno obsesivo-compulsivo.
- Trastornos de ansiedad (trastorno de pánico, ansiedad generalizada, etc.).
- Trastorno dependiente de la personalidad o trastorno límite de la personalidad.
- Abuso de sustancias.
La fobia social es un diagnóstico que suele confundirse con el trastorno de la personalidad evitativa, pero este último es más amplio, no sólo ocurre en situaciones sociales concretas sino también en situaciones de más cercanía e intimidad. El miedo al rechazo también es más intenso.
¿Cómo manejarlo?
La psicoterapia se considera el tratamiento más efectivo para este trastorno. Algunos de los aspectos importantes a tratar son:
- Entrenamiento en habilidades sociales. La terapia de grupo es un formato particularmente efectivo en este aspecto.
- Exposición gradual al contacto social, planteando objetivos concretos.
- Mejorar la autoestima y la confianza.
- Miedo a la crítica y al rechazo.
- Abordar las creencias disfuncionales respecto a uno mismo y los demás, así como los dilemas que pueden haber implicados.
- En el caso de que haya dependencia hacia alguna persona de referencia, elaborarla y ampliar la intimidad con otras personas.
- Explorar el origen de la evitación.
- Tratar posible sintomatología asociada, p.ej. depresión.