Riu-Katsu, en japonés “buscando lágrimas”, es un tipo de terapia japonesa que se centra en potenciar el llanto como liberador emocional. Fue creada en 2013 por el profesor Hidefumi Yoshida, en un contexto sociocultural en el que ocultar los sentimientos es casi un imperativo, incluso con las personas más cercanas, e ir al psicólogo está mal visto. La clave de este enfoque terapéutico es que sea una actividad grupal, ya que así se elimina el componente depresivo que tiene llorar a solas. Además, normalmente nos sentimos incómodos ante ciertas manifestaciones emocionales negativas, y tendemos a intentar consolar, bloqueando así el flujo reparador de la emoción.
Una persona puede producir hasta 100 litros de lágrimas al año. Y es que llorar es un acto natural en el ser humano, aunque tiende a reprimirse por condicionantes sociales.
Algunos de los beneficios de llorar son:
- Libera toxinas. Las lágrimas sirven para expulsar sustancias de nuestro cuerpo que elevan el cortisol, la hormona del estrés, por eso sentimos alivio tras llorar, a pesar de que la pena siga existiendo.
- Permite liberar adrenalina y noradrenalina, generando sensación de desahogo.
- Se estimula el sistema nervioso parasimpático, que ayuda a reducir el ritmo cardíaco, produciendo calma.
- Se estimulan endorfinas, que ayudan a mejorar el estado de ánimo.
- Mejora la visión, ya que hidrata y limpia el ojo.
- Mata bacterias: Las lágrimas contienen lisozima, una enzima que se ocupa de destruir las paredes de las células de las bacterias.
- Mejora la respiración, puesto que el llanto calma las emociones y estabiliza el ritmo respiratorio.
- Reduce los pensamientos negativos: Al focalizarnos directamente en la tristeza, hace que podamos elaborarla y por tanto dejar ir la emoción.
¿Cómo funcionan las sesiones?
Las sesiones se realizan una vez al mes, normalmente al final del día, tras acabar las agotadoras jornadas laborales niponas. Se ofrece una silla, comida y bebida a un grupo de completos desconocidos. Durante una hora, se incita progresivamente el llanto a partir de una serie de actividades orientadas a estimular la empatía y la identificación con emociones tristes. Se proyectan cortos o películas, se reproducen canciones, se cuentan poesías o historias tristes. Estas historias giran en torno a elementos con los que es posible proyectarse: soledad, desamor, fracasos, sueños rotos…El único requisito es el no juicio. No se recrimina nada ni a nadie y no hay que representar ningún tipo de imagen o guardar las formas.
Para reducir el estrés y la ansiedad, se recomienda llorar una vez por semana.