Si bien habitualmente se habla de los múltiples beneficios de beber agua, pocas veces se comentan los peligros, y como sabemos, todo en exceso suele ser perjudicial. La potomanía, también llamada polidipsia psicológica, está catalogada como Trastorno Alimentario No Especificado (TANE). Hace referencia al deseo recurrente de beber gran cantidad de líquido (sobre todo agua) de forma incontrolable y compulsiva, sin sed y con el objetivo de obtener placer o alivio. Algunas de las consecuencias físicas de este exceso de agua serían: dificultades renales, insuficiencia cardíaca por falta de potasio, alteraciones en la composición de la sangre, etc.
Para poderse diagnosticar es importante descartar antes cualquier patología orgánica,como por ejemplo, desórdenes hormonales, enfermedad renal, alteraciones en el hipotálamo, etc. También cabe descartar que la sed sea en realidad el efecto secundario de algún medicamento (fármacos anticolinérgicos, antiinflamatorios no esteroideos, litio, etc).
Es importante tener en cuenta que cada persona tiene unas necesidades de hidratación diferentes, por lo que es difícil poner un umbral a partir del cual sería patológico. Pueden llegar a beberse entre 10 y 15 litros diarios en los casos más extremos, aunque a partir de los 4-5 litros habría que analizar algo más a fondo qué puede haber detrás.
El beber agua puede entenderse como una manera de regular la ansiedad. Puede ser la sustitución de otra conducta (fumar, comer en exceso…) o una forma de obtener saciedad en casos que se pretende perder peso. Es importante analizar qué creencias disfuncionales de base mantienen y agravan el problema y poder resituarlas si fuera necesario. En ese caso, puede ser de utilidad consultar con un psicoterapeuta.