Los problemas de desobediencia infantil son uno de los temas que causan más dificultades en las familias. Forma parte del aprendizaje del control y la regulación conductual, así como de la asimilación de reglas básicas. La desobediencia en niños puede ser por dos tipos de factores, los biológicos y los sociales.
Por lo que respecta a los factores biológicos, tenemos que entender que la corteza prefrontal, la encargada de regular la conducta, no está completamente madura hasta los 25 años. Por lo que respecta al inicio biológico de la obediencia, podemos decir que no empieza a ser funcional hasta mínimo los dos años de edada través de la corteza cingulada anterior (en el lóbulo frontal), que es la responsable de las respuestas autonómicas y endocrinas de la emoción y el almacenamiento de la memoria, necesarios para poder cumplir reglas.
Por lo que respecta a los factores sociales, los relacionados con la educación, es necesario ir entrenando progresivamente en las normas. Recordemos que nos niños necesitan tener límites de lo que se puede y no hacer para sentirse seguros emocionalmente y poder funcionar de manera óptima. Algunas recomendaciones para entrenar esta habilidad serían:
- Ajusta las expectativas a la edad del niño. Gradúalas a medida que va entrenándose en cumplir normas.
- Utiliza la anticipación: La rutina y la previsibilidad son los principales facilitadores para que un niño sepa lo que se espera de él. Es fundamental que conozca cuáles son sus obligaciones y qué se espera de él.
- Explorar no siempre es desobedecer. Que un niño quiera ampliar sus límites es saludable, siempre y cuando no rete las consignas de los adultos o no tome decisiones que “le queden grandes”.
- Empatiza con las necesidades del niño, escúchalo y repite la consigna que quieras que cumpla con voz calmada. Elige siempre un momento adecuado para hablar con tu hijo.
- Entrena “la voz de la autoridad”. Tener autoridad no significa enfadarse. Es importante marcar firmeza, pero no intimidar al niño.
- Refuerza las conductas del niño siempre que sea obediente con las cosas que le pides. Hará que tienda a retroalimentar dicha conducta.
- Cuida tu lenguaje como padre. Nunca digas frases que puedan alterar el autoconcepto del niño. P.ej. “no te enteras de nada”, “eres malo”… Son mensajes que pueden quedarse grabados, y se pueden ir arrastrando incluso hasta la vida adulta.
- Recuérdale al niño éxitos previos en otros aprendizajes, que le motiven a seguir las normas e intentar mejorar.
- Las normas deben mantenerlas lo más homogéneas posibles ambos progenitores, ir a una.
- Da ejemplo. Modela con tu propia conducta lo que esperas que hagan tus hijos.
- Y sobre todo… ¡mucha paciencia! La repetición es parte de la vida y alterarse sólo lleva a bloqueo.