La narcolepsia, también denominada “síndrome de Gélineau”, es un trastorno neurológico crónico del sueño, de tipo autoinmune, que se da en alrededor de un 0.1% de la población, con un promedio similar en hombres y mujeres. Si bien no es una enfermedad habitual, la funcionalidad de la persona puede llegar a verse muy afectada.
Es un trastorno que se caracteriza por un exceso de somnolencia durante el día, pero también por ciertas alteraciones la consciencia que generan un impacto psicológico muy importante, como si la línea entre lo onírico y lo real se difuminara en ocasiones, produciendo niveles elevados de miedo y falta de control emocional y físico.
Los síntomas principales son:
- Hipersomnolencia diurna: Accesos súbitos de sueño durante el día.
- Cataplexia: Pérdida súbita del tono muscular de todo el cuerpo. Suele provocar caídas o accidentes, y aunque la persona permanece consciente puede tener dificultades en la visión o el habla. Suele estar ocasionada por emociones fuertes tanto de tipo positivo como negativo (miedo, llanto, risa…). Se produce por un déficit de la hormona orexina (o hipocretina), implicada en la alerta y la vigilia, así como en la ingesta alimentaria.
- Alucinaciones hipnagógicas: Ocurre en el tránsito de la vigilia al sueño, y es la vivencia de imágenes o sonidos similares a los que se dan cuando dormimos pero estando despiertos. También se pueden dar alucinaciones hipnopómpicas, al pasar del sueño a la vigilia.
- Parálisis del sueño: Justo cuando empieza el sueño, es la sensación de estar despierto, pero sin poder moverse ni emitir sonidos. Puede generar también sensación de asfixia.
Existen varios tipos de narcolepsia. Para poder diagnosticarla no es necesario tener estos 4 síntomas simultáneamente.
Si bien la narcolepsia es un trastorno sin cura, sí tiene opciones de tratamiento a nivel sintomático que pueden normalizar la vida de la persona.
- A nivel farmacológico: antidepresivos para reducir las alucinaciones hipnagógicas y las parálisis del sueño. También fármacos estimulantes (dextroanfetamina, metanfetamina, metilfenidato…) para reducir la somnolencia.
- A nivel psicológico: Hay una conexión muy importante entre cómo se siente psicológicamente la persona y la activación de sintomatología física propia de la narcolepsia. Así pues, puede resultar de mucha utilidad:
- Trabajo emocional, no solo sobre cómo regular la intensidad de las emociones (que producen cataplexia y otras disfunciones), sino también cómo manejar situaciones difíciles para reducir el estrés y así minimizar las posibles crisis.
- Psicoeducación sobre el funcionamiento de la patología y cómo optimizar su bienestar.
- Siestas programadas de 10 a 30 minutos a lo largo del día.
- Pautas sobre la higiene del sueño
- Tratamientos sobre la hormona orexina (aún en fase de investigación): Inmunoterapia, terapia genética o reposición de orexina.