La lógica nos dice: Si una persona tiene un buen sentido del humor y siempre sonríe, es que debe ser feliz, ¿no? Pues no, o al menos, no en todos los casos. Y es que las cosas no siempre son lo que parecen, o como suele decirse, a veces “la procesión va por dentro”.
Una depresión invisibilizada
La depresión sonriente es un tipo de depresión que, si bien no aparece tipificada en los manuales oficiales de psicopatología, hace referencia a una realidad que es mucho más habitual de lo que parece y que necesita por tanto visibilizarse para poder ser tratada.
Los síntomas de la depresión sonriente pueden ser los mismos que la depresión clínica estandarizada, pero tiene una particularidad que la hace única: la persona se oculta en sí misma. Aunque internamente esté viviendo un sufrimiento enorme, crea un muro respecto al exterior en la que queda aislada, y hace que a ojos de los demás parezca una persona feliz o sin problemas aparentes.
Dos partes que coexisten
El autoaislamiento emocional al que se somete quien sufre una depresión sonriente hace que sólo se vea una parte suya a nivel externo, la parte feliz, pero que se pase por alto una parte interna y oculta muy importante, pues es donde genuinamente también está gran parte de su día y donde se encuentra completamente sola. Definamos con más detalle estas dos partes.
Parte externa:
- Apariencia de que todo va bien, que no hay problemas a la vista. A veces enfatizan su bienestar demasiado exageradamente.
- Siempre se muestran de buen humor, hacen bromas.
- Se ocupan de sus responsabilidades como siempre han hecho.
- Buscan activamente estar con los demás como un intento de normalizar su estado interno, pero a veces es imposible de sostener y se aíslan.
- Cuidan su aspecto físico, las apariencias les importan.
- Ocultan el dolor que sienten y sus conflictos internos a las personas cercanas (familiares o amigos), pero quizá pueden hacer ciertas autorrevelaciones de su malestar con perfectos desconocidos en situaciones donde no se reencontrarán de nuevo.
- No acostumbran a ir a psicoterapia, pero sí pueden buscar información sobre salud mental en blogs, foros, libros de autoayuda…
- Tratan de estar siempre ocupados. Parar significa pensar y reevaluar su situación interna.
- Accesos de ira sin motivo aparente. Es la manera en que se permiten a sí mismos expresar su malestar interno.
Parte oculta:
- Tristeza gran parte del día.
- Desmotivación o falta de interés para hacer cosas.
- Pérdida o aumento del apetito.
- Alteraciones del sueño.
- Agotamiento y falta de energía constante.
- Sentimientos de culpa, inutilidad o falsedad (sentir que está engañando a quien más quiere).
- Dificultades de concentración, dificultad para resolver problemas o tomar decisiones.
- Pensamientos recurrentes de muerte, a veces miedo a morir o a veces ideación suicida, con o sin plan específico.
Quién tiene más tendencia a sufrirla
No es necesario tener grandes situaciones problemáticas o traumas para llegar a padecer una depresión sonriente. Puede que realmente no haya motivos “objetivos” de sufrimiento como para llegar a generarla. Sin embargo, la experiencia de la realidad es algo subjetivo, y se vive de una manera completamente idiosincrática en cada persona.
Sí es cierto que este tipo de depresión suele afectar más a personas con tendencia a la introversión y/o altos niveles de autoexigencia. Personas que acostumbran a tener un alto nivel de responsabilidades (laborales, familiares, personales…) que hace que no se sientan legitimados para expresar lo que realmente sienten, por miedo a las repercusiones que podría llegar a tener.
Los peligros de silenciar
La depresión sonriente es una de las más peligrosas y con efectos más graves. Al no reconocer el problema, la persona no busca ayuda ni entre sus personas cercanas ni a nivel profesional, así que es difícil poder recibir el apoyo adecuado para poder tratarla. Esto hace que cada vez se vaya agravando más la parte oculta y cada vez se vea mucho más lejana la posibilidad de recuperación. Esto hace a la persona particularmente vulnerable a la idea del suicidio, que se percibe como la única manera de acabar con el sufrimiento. Muchos casos de suicidio consumado en el que los allegados no encuentran explicación al acto, ni lo pudieron prever, suelen ser casos de depresión sonriente.
Es importante no confundir la depresión sonriente con la depresión de alto funcionamiento, también denominada distimia. En esta última también hay una depresión y se funciona normalmente en la vida cotidiana, pero la diferencia con respecto a la depresión sonriente es que no se oculta, por tanto, es posible recibir ayuda y tratamiento profesional para poder recuperarse.