Se estima que un tercio de los embarazos acaban en aborto, y en la mayoría de los casos, no hay una explicación médica concreta o causa identificable. En España, 1.000 de cada 300.000 partos, el bebé muere o nace muerto.
El aborto es un tema incómodo, habitualmente silenciado. Hay muchos elementos a nivel social y/o personal que justifican esto: potentes emociones, ideologías, posturas dentro de la familia, ética médica, derechos fundamentales, etc. Sea como fuere, el embarazo no sólo se gesta en el cuerpo, sino también en la mente de la mujer, por lo que es importante tener en cuenta qué supone para ella tanto estar embarazada como dejar de estarlo. Hay tantas subjetividades como personas.
Efectos psicológicos
Cada persona es un mundo, y vive las cosas a su manera. La experiencia del aborto tendrá efectos muy diferentes según características de personalidad de la mujer, habilidades de afrontamiento, objetivos o deseos vitales, elementos situacionales, si es un aborto inducido o involuntario, si es un embarazo prematuro o está avanzado, etc. La intensidad y la duración de los efectos también es muy variable en cada caso.
Existen dos síntomas psicológicos que suelen darse en la mayoría de los abortos (voluntarios o involuntarios):
- Ansiedad en diferentes grados (desde una leve agitación interna a auténticos ataques de pánico).
- Sentimiento de culpabilidad (creencia más o menos irracional de que podría haber hecho las cosas de forma diferente).
Otros síntomas que pueden aparecer son:
- Negación o incredulidad.
- Confusión.
- Oscilaciones en el estado de ánimo.
- Tristeza y sensación de vacío.
- Enfado o rabia.
- Falta de energía.
- Irritabilidad.
- Miedos (a no recuperarse nunca de la pérdida, a no poder reproducirse, a problemas familiares…).
- Sentimientos de incapacidad y afectación de la autoestima.
- Desconexión de los propios sentimientos.
- Aislamiento social.
- Falta de lívido o disfunciones sexuales.
- Miedo a la muerte (tanatofobia).
- Insomnio o pesadillas recurrentes.
- Evitación de todo lo relacionado con bebés o todo lo contrario, obsesión.
- Problemas de pareja (modelos de afrontamiento diferentes a la pérdida, falta de intimidad, problemas de comunicación…).
El alcance
Para poder entender el alcance del aborto a nivel psicológico es preciso tener en cuenta si ha sido voluntario o espontáneo.
Si ha sido un embarazo deseado (es decir, se ha buscado activamente o no se ha buscado pero se ha aceptado con ilusión después), es necesario poder entender el aborto como un duelo. Es un proyecto truncado. En muchas ocasiones, desde el punto de vista social no se reconoce la pérdida puesto que el feto no se ha llegado a formar y a nacer. Es importante visibilizar este hecho y poder abordarlo en toda su profundidad. Es esperable que los síntomas sean más graves cuanto más avanzada esté la gestación.
Si el embarazo no ha sido deseado, pueden haber múltiples reacciones a nivel psicológico. Hay mujeres que deciden abortar pero igualmente les parece muy duro. En estos casos, los efectos del aborto pueden ser similares a si el aborto hubiera sido espontáneo (algunas investigaciones incluso dicen que incluso más, porque al impacto del aborto hay que añadir las emociones que supone decidir interrumpirlo -p.ej. sentimientos acusados de culpabilidad, auto-rechazo, etc.-).
Sin embargo, estudios recientes están mostrando que hay un volumen importante de mujeres que interrumpen voluntariamente el embarazo y no tienen secuelas ni a medio ni a largo plazo, llegándose incluso a cuestionar lo que algunos han llamado el “síndrome post-aborto” como conjunto de efectos incuestionables tras un aborto. Según las investigaciones científicas actuales, con instrumentos de medida más afinados y más parámetros estadísticos, no existen pruebas fehacientes que aseguren que tras un aborto hayan efectos psicológicos seguros. Dependerá de muchos otros factores: el momento vital de la persona y sus prioridades, la valoración del hipotético futuro padre, creencias religiosas, factores situacionales, económicos, profesionales, y un largo etcétera.
Por otro lado, también recientemente se están analizando los efectos psicológicos de no poder abortar, aún cuando la mujer tiene claro que lo quiere, pero que por múltiples causas no puede practicarse. Estas mujeres sufren más problemas de autoestima, más ansiedad y malestar en general y tienen más probabilidades de padecer trastornos mentales en el futuro.
¿Cómo enfocarlo?
En los casos que hayan efectos psicológicos, ¿es posible la recuperación? Recuperar significa “recibir algo que fue quitado”, por lo que difícilmente habrá sensación de recuperación. Es más adecuado hablar de reconciliación. Puede tardar meses o años, pero aunque parezca imposible, llega. Algunas de las cosas que ayudan en el proceso de reconciliación son:
- El apoyo externo, sentir el arrope del entorno, sobre todo de la pareja.
- Poder hablar de la pérdida e integrarla progresivamente dentro de la propia experiencia vital.
- No evitar las emociones negativas ni apresurarse por “pasar página”. Es un proceso.
- Crear un conjunto de recuerdos, un espacio con significado para el no-nacido.
- Recibir información adecuada (si es necesario, psicoterapia) o participar en grupos de ayuda mutua.