“El primer acto de un tratamiento es dar la mano al paciente”.
Ernst Von Leyden
En los últimos años está cambiando la forma de entender la asistencia médica. Ya no sólo se valora que los tratamientos sean eficaces, sino que cada vez se da más prioridad a cómo la persona se siente durante el proceso de tratamiento.
Estos esfuerzos por humanizar la atención hospitalaria, se basan en la evidencia científica que asegura que la mejora del entorno hospitalario influye positivamente en la mejoría de los pacientes, sobre todo si son niños.
La masificación de la sanidad y los grandes avances científicos y tecnológicos de los últimos años ha hecho que se produzca una especie de “cosificación” de la persona. Profesionales cada vez más especializados se centran en partes de la persona y se pierde de referencia el global del ser humano, se “deshumaniza”. De ahí la importancia de reequilibrar esta carencia.
El concepto de humanización en el contexto sanitario implica el abordaje integral de la persona, atender la dimensión biológica, psicológica, social y conductual. Tiene que ver con el respeto de la intimidad y de la autonomía, la atención a las emociones, y a la comunicación entre profesionales sanitarios, el paciente y su familia. Por tanto, una parte fundamental de este trabajo es hacer ajustes en las actitudes del personal sanitario, hacerlas más empáticas y centrarse en criterios de cortesía, respeto y escucha activa. Esto no sólo hace referencia a los médicos, sino a todo el personal hospitalario al completo, incluyendo celadores, administrativos que tengan trato con el público, etc. También es muy importante la comunicación entre los profesionales, que haya un trabajo coordinado entre médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales, etc. para poder entender las necesidades de la persona multidimensionalmente.
Por otro lado, también se entiende por humanizar, la mejora de las infraestructuras, de cara a que sean más confortables y adaptadas a lo que cada paciente requiere, contribuyendo así a reducir ansiedad, dolor, etc. La adecuación de las instalaciones está particularmente indicada para menores, hasta el punto de considerarse casi indispensable. Un ejemplo de ello es decorar la sala de TAC como si fuera una nave espacial para conseguir una mayor predisposición a la prueba en los niños. Esto ha conseguido reducir un 18% la sedación, la duración de la prueba y el estrés.
Otras maneras de humanizar sería flexibilizar horarios de visitas, dar información de la evolución del paciente más frecuentemente, habilitar nuevas figuras de atención hospitalaria, como el facilitador de duelos (acompañando en procesos de muerte) o hacer más presente el apoyo psicológico en procesos como el cáncer, patologías mentales o paliativos.