Jugar está declarado un derecho de la infancia según la ONU. Pero, ¿de qué forma los padres lo regulamos?
Según un reciente estudio, España es el segundo país de Europa que más gasta en regalos de navidad, seguido por el Reino Unido. Los españoles gastan una media de 268€ en regalos, lo que representa un 3,8% más que el año pasado. La mayor parte de este presupuesto se destina a los niños.
Existe una tendencia implícita a nivel social de demostrar el amor a través de lo material. Tanto te quiero, tanto te regalo. Pero ¿en qué se traduce este enfoque en la salud mental del niño?
¿Qué es?
Entendemos por síndrome del niño hiperregalado al conjunto de efectos psicológicos negativos que obsevamos en menores, debidos al exceso de regalos en fechas concretas como navidades, cumpleaños, comuniones, etc. El niño abre y abre regalos sin procesar lo que suponen y por tanto sin valorarlos, únicamente centrado en qué habrá en el siguiente paquete y perdiendo el interés poco después, como si pudiera tener todo lo que se le pasa por la cabeza sólo con desearlo. Si bien es un problema que se hará visible en generaciones futuras, cuando los niños de ahora crezcan, ya podemos apreciar algunas características comunes:
- Infravaloración y falta de ilusión por lo que tienen.
- Imaginación empobrecida.
- Sobreestimulación.
- Egoísmo.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Poco centrados en el esfuerzo y la consecución de logros.
- Falta de atención y concentración en el juego.
- Caprichosos, consumistas, materialistas: Valoran las cosas por lo que valen económicamente, no emocionalmente, o por el número de regalos en total.
Según algunos expertos, más de ocho regalos puede llegar a ser contraproducente. En el caso de que no se pueda reducir el número (debido a que el niño recibe presentes por parte de la familia extensa), es importante regular su uso en momentos diferentes para focalizar la atención y potenciar así el juego saludable.
¿Por qué ocurre?
Algunas de las causas de que los niños reciban regalos en exceso tienen que ver con:
- Compensamos equivocadamente con regalos el tiempo que no podemos compartir con nuestros hijos. A veces, con las mejores intenciones se generan los peores efectos.
- Por comparativa: si en el cole todos los compañeros tienen X regalos, mi hijo no puede ser menos.
- La publicidad y los estándares sociales consumistas relacionados con el éxito familiar, tarde o temprano hacen mella.
Impleméntalo: La regla de los cuatro
Pon límites a lo que tu hijo puede pedir, y explícaselo de antemano para que no se decepcione después. Invierte tiempo con él para escribir la carta a los Reyes Magos o lo que desea para su cumpleaños, fomentando así su capacidad crítica. Valora los pros y contras de cada regalo, refuerza su razonamiento, el establecimiento de prioridades y la toma de decisiones. También es un buen momento para hacer un balance del año, saber hacia dónde se encamina o qué desea para el próximo, etc. Esto también fortalecerá los lazos afectivos.
Existen 4 funciones que debemos atender con los regalos:
- Algo que pueda llevar puesto: Ropa, calzado, toallas o ropa de cama…
- Algo que pueda leer: Fomenta la cultura a partir de libros con dibujos, texturas o recortables para los más pequeños o novelas o comics para los más avanzados.
- Algo que desee: ¿Qué es lo que más ilusión le produce?
- Algo que necesite: Accesorios para el cole o para actividades extraescolares, por ejemplo, un compás, un palo de hockey o una mochila.
Cambia el chip
- Menos es más. Tener más regalos no equivale a más felicidad. Más bien al revés. Según un reciente estudio, los niños con menos juguetes son más creativos y están más centrados que los que tienen más.
- Regala tiempo: El foco no debería estar únicamente en cuántas cosas regalamos a los niños, sino sobre todo en invertir tiempo después en jugar con ellos.
- Enseña a tu hijo a valorar lo que tiene, no lo que le falta.
- Edúcale para que aprenda a dar, no sólo a recibir. Puede ser tanto (o más) estimulante.
- Promueve que done los juguetes que no usa, refuerza valores relacionados con el compartir.
- Atención con los juguetes de moda: Pueden aumentar el consumo innecesario.
- Regala juguetes no sexistas, por ejemplo, triciclo, juegos de magia, etc. y en caso de que no, habla abiertamente sobre los estereotipos entre niños y niñas y potencia su visión crítica.
- Regala experiencias: p.ej. juegos de mesa, entradas al cine o al teatro, campamento de verano, parques temáticos, museos, etc.
- Piensa que el regalo ideal es aquél que puede compartir con otros niños y así reforzar sus habilidades sociales. También que le haga pensar.
- Es humano y natural que intentemos dar a los niños todo lo bueno que podamos al máximo, pero si ves a tu hijo reflejado en las características del síndrome del niño hiperregalado, siempre estás a tiempo de modificar las cosas.