La concentración es la capacidad mental de focalizar la atención en un estímulo o acción concreta para conseguir un objetivo específico. Está muy relacionada con la motivación, nos impulsa a ser productivos y eficientes.
Inicialmente tiene una función adaptativa, ya que nos informa de que nuestro organismo está agotado o estresado y necesita desconectar. Vendía a ser la forma que tiene el cuerpo de obligarnos a descansar. Pero ¿qué pasa cuando es un estado recurrente?
Las dificultades de concentración pueden ser un indicador de que hay algo que nos genera ansiedad o que tenemos mal enfocado a nivel emocional. Esta preocupación absorbe nuestra capacidad mental, impidiéndonos canalizarla en otras direcciones.
Algunas ideas para mejorar:
- Identifica qué te distrae (factores externos e internos). Es importante analizar qué puede estar en la base de tu bloqueo para poder gestionarlo psicológicamente. Haz los ajustes necesarios.
- Organiza tu tiempo de manera realista y fija objetivos concretos. Toma notas que te ayuden a organizarte.
- Divide tus tareas en módulos de media hora e intercala pequeños descansos.
- Haz una cosa cada vez. Abandona la multitarea. Hacer varias cosas simultáneamente exige un exceso de atención que nos lleva a no ser realmente eficaces en nada (la denominada atención parcial continua).
- Trata de encontrar sentido a lo que haces, motívate.
- Busca momentos de desconexión y autocuidado personal. Te ayudarán a reconectar cuando lo necesites.
- Recompénsate a medida que consigas avances. Influirá positivamente en tu motivación y sentido de autoeficacia.