En las épocas que aumenta el estrés por diferentes motivos, como por ejemplo a raíz de la actual crisis sanitaria y el confinamiento, los seres humanos tendemos a manifestar el malestar emocional de diferentes maneras, una de ellas es la rumiación o repetición constante de pensamientos negativos.
Pensar en las peores alternativas repetitivamente tiene la función de ponernos en guardia ante una situación difícil y nos previene de posibles complicaciones futuras. Sin embargo, esta estrategia de manera sostenida se acaba convirtiendo en un auténtico problema, que genera malestar y resta energía. Algunas propuestas para contrarrestarlo serían:
- Aplaza los pensamientos negativos a una hora concreta de tu día. No puedes decidir cuándo van a aparecer, pero sí puedes decidir si los desarrollas o no. Dedícales un espacio en tu día de forma preestablecida. Cuando llegue ese momento dales rienda suelta. Hasta entonces, postérgalos.
- Dale a tu mente otras distracciones para que se “entretenga”: piensa qué cosas sí tienen sentido en tu vida hoy por hoy, de qué cosas estás agradecido, qué valores son importantes para ti, qué cosas te gustaría mejorar en tu día a día que dependan de ti…
- Céntrate en el momento presente con los 5 sentidos, en lo que estás justo ahora.
- Trata de comprender el sentido de tus preocupaciones: ¿Qué sentido tiene que me preocupe de esto ahora?
- Y recuerda el conocido aforismo: “si tiene solución ¿por qué te preocupas? Y si no tiene solución ¿por qué te preocupas?”.