Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), 100.000 mujeres españolas padecen en la actualidad cáncer de mama. El diagnóstico es devastador, y la agitación emocional que provoca no sólo afecta el bienestar psicológico de estas mujeres (pudiendo provocar estrés crónico, ansiedad y/o depresión) sino que también puede afectar a su salud física. Mente y cuerpo están íntimamente conectados.
Las emociones negativas pueden llevar a conductas que van en contra de la salud, p.ej. comer mal (menos o peor), dormir menos, retraerse y apartarse de familiares y amigos, consumir alcohol cigarrillos u otras dogas en un intento de calmarse, etc. Datos provenientes de la investigación (*) confirman que una disminución en los síntomas de depresión se asoció con una mayor supervivencia en pacientes con cáncer de mama metastásico. También (**) las tasas de mortalidad son hasta 26 veces más altas en pacientes con síntomas depresivos y 39 veces más altas en pacientes diagnosticadas con depresión mayor.
La terapia psicológica puede ser de gran utilidad. Los objetivos de tratamiento dependerán en cada persona: cómo hacer frente a los cambios físicos, emocionales y de estilo de vida asociados con el cáncer, el manejo del dolor o el miedo por los diversos tratamientos médicos, asesoramiento sobre cómo elegir el mejor tratamiento, cómo controlar los síntomas psicológicos o entrenar estrategias de solución de problemas, (p.ej. cómo manejar el tema con los hijos). Una mejor comprensión de la enfermedad y su tratamiento lleva a actuar más a favor de la salud física. También existen intervenciones más concretas, como sería el uso de la meditación, la autohipnosis o las visualizaciones, para aliviar los efectos secundarios de los fármacos.
Está particularmente indicado en el tratamiento psicológico del cáncer de mama la combinación del tratamiento individual con el grupal. Este último da la oportunidad de dar y recibir apoyo emocional, así como de aprender de las experiencias de otras personas en una situación similar.
Asimismo, es fundamental que el apoyo psicológico también pueda ampliarse a la familia cercana, sobre todo a la pareja. Un estudio reciente (***) confirma que los hombres cuyas parejas fueron diagnosticadas de cáncer de mama eran casi un 40% más propensos que otros hombres a ser hospitalizados por depresión severa y otros trastornos del estado de ánimo. La terapia con los cónyuges se centra en cómo poder ofrecer apoyo emocional y práctico a su pareja, y a la vez también cuidar sus propios sentimientos.
Es importante señalar que un 90% de los casos diagnosticados de cáncer de mama están libres de enfermedad 5 años después, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). No obstante, la recuperación emocional puede llevar más tiempo que la recuperación física. Se necesita tiempo para crear una nueva autoimagen y procesar la experiencia, lidiar contra los temores de la recaída o la creación de una nueva cotidianidad.