“No es el tiempo el que nos falta. Somos nosotros quienes le faltamos a él”.
Paul Claudel
“Se ha terminado la sal”, “tengo que ir a pasear al perro”, “que no se me olvide llamar al dentista”, “hoy es el cumpleaños de Teresa”… Vivimos rodeados de multitud de estímulos que necesitamos gestionar para desenvolvernos en nuestro día a día, y la rapidez con la que se nos presentan puede llegar a ser realmente abrumadora. Los “tengo que” pueden producir una alta dosis de estrés, sobre todo cuando se nos van acumulando, llegando incluso a bloquearnos.
¿Cómo podemos organizar todo el caos de nuestro alrededor sin morir en el intento? Una buena respuesta sería “Bullet Journal”.
¿Qué es?
El Bullet Journal, también llamado BuJo, es una metodología para organizar el tiempo en varios planos: registra el pasado, organiza el presente y planifica el futuro. Va mucho más allá de la clásica checklist o lista de tareas pendientes, ya que promueve una vida intencional, convirtiéndola en algo productivo y significativo. Es en realidad una práctica de atención plena (mindfulness) disfrazada de sistema de productividad, ya que te lleva a organizar tus “qué” mientras permaneces consciente en tus “porqué”.
El BuJo fue creado por Ryder Carroll, un diseñador neoyorkino diagnosticado con dificultades en el aprendizaje cuando era niño, que se vio obligado a buscar formas alternativas ser productivo y de estar concentrado. Después de pulir este sistema durante años, ahora se dedica a enseñar a otras personas a utilizar su método y desarrollar una vida más intencional.
¿Para qué?
Existen multitud de beneficios que se derivan de una correcta gestión del tiempo. Veamos algunos de ellos:
- Menos estrés.
- Más control.
- Más productividad y menos procrastinación.
- Más equilibrio entre las diferentes áreas vitales.
- Más plenitud y bienestar.
¿Cómo?
El BuJo es un sistema muy económico: sólo necesitas una libreta y un bolígrafo.
Es un método muy abierto, que puede adaptarse a múltiples necesidades, por lo que es importante que cada persona encuentre su propia estructura, la que cuadre más con lo que necesita. Veamos de forma resumida cómo empezar a ponerlo en práctica.
- Antes de nada, numera las páginas de tu libreta.
- Las dos primeras páginas deberán estar ocupadas por el índice. Será lo que organice todo lo que escribas a partir de ahora y donde puedas acceder de forma rápida.
- Las dos siguientes páginas serán el “registro a futuro”. Deben incluir un pequeño espacio para los seis siguientes meses. Es como una máquina del tiempo, la idea es poder visualizar en lo que está trabajando activamente desde el presente.
- Crea seguidamente el calendario mensual. Se recomienda que cada mes ocupe dos páginas, en la de la izquierda haz una columna con números 1 al 30 (ó 31 según el mes) y deja una línea para cada día. Reserva la página de la derecha para anotar las cosas que hay que hacer ese mes, sin especificar exactamente cuándo.
- Después vendría el registro diario. Puedes poner una semana en dos páginas contiguas, para verla al completo en un sólo vistazo. Deja espacio suficiente para los siete días. El registro de lo que apunte cada día debe componerse de frases cortas, que sinteticen el contenido de lo que se quiere expresar y deben incluir un símbolo al principio, para hacer mucho más visual cada nuevo elemento que se incluya. Fundamentalmente hay tres tipos de símbolos:
- (.) Tarea
- (-) Nota: Incluyen hechos, ideas, pensamientos y observaciones. Sirven para guardar información que no queremos olvidar. P.ej. una canción que te ha gustado o algo que te haya sorprendido.
- (o) Evento Pueden registrarse antes de que ocurran o después (p.ej. “firma de contrato”).
Una vez el esqueleto básico de la libreta está montado, llega el momento de gestionar las entradas. Para eso la pregunta imprescindible ante cada una de ellas es “¿esto es algo que valga la pena mi tiempo?”, ya que no es lo mismo estar ocupado que ser productivo. Si la respuesta es “sí” hay que asignarle un tiempo concreto, que puede ser en ese mismo momento o migrarlo en el cuaderno a otro momento a lo largo de la semana, del mes o en el “registro a futuro”. Es importante diferenciar entre lo importante y lo urgente.
Cada tarea puede tener uno de los siguientes 5 estados:
- (.) Tarea pendiente.
- (x) Tarea realizada. Se sustituye el (.) por una (x).
- (>) Tarea migrada: cuando la tarea se planifica en otro día o mes.
- (<) Tarea planificada en el “registro a futuro”, menos concreto.
- (.) Tarea irrelevante
La migración es el paso fundamental para crear el hábito organizativo. Tiene que ver con el seleccionar qué es importante y buscarle un cuándo.
Pueden haber también colecciones personalizadas, por ejemplo, lista de la compra, fotos o dibujos, registro del ejercicio físico realizado, música o series interesantes, lugares por visitar, etc. Es importante que todas las colecciones consten en el índice para tenerlas bien ubicadas.
Como se puede ver, el BuJo es un sistema muy manual. Puede usarse tecnología de soporte, p.ej. notas en el móvil, si un día te has olvidado la libreta, pero se recomienda que la información se migre cuanto antes a la libreta. Este proceso te hace parar y considerar cada elemento y separar lo importante de lo accesorio.
¿Te animas a probarlo?