Muchas personas durante la pandemia se han venido abajo al tener que enfrentarse a un fantasma que quizá tenían silenciado desde hacía mucho y que se ha hecho evidente por las circunstancias: la soledad. El confinamiento en un principio y de las diversas restricciones sanitarias posteriores, han hecho que se replantee como una necesidad el aprendizaje de una nueva forma de vida. Aprender a estar solo como reposicionamiento el mundo.
¿Solo? No, conmigo.
La soledad: esa temida desconocida
Una cosa es estar solo y otra sentirse solo. Podemos estar rodeados de gente y sentirnos terriblemente solos (aislados, incomunicados) o podemos estar solos físicamente y estar en completo equilibrio emocional. No todas las personas nos sentimos igual ante la soledad. La forma como desarrollamos nuestro apego es fundamental.
Somos seres sociales, necesitamos de los demás para crecer y desarrollarnos, por lo que la soledad puede resultar algo realmente temible para muchos. No existe una educación en soledad, ni en la gestión emocional que requiere. Es un aprendizaje que debemos ir haciendo en gran medida sobre la marcha y debido a situaciones impuestas. Sin embargo, la soledad forma parte de la vida. Atenderla y trabajarla tiene que ver con madurar y evolucionar como persona.
Aprender a estar solo está relacionado directamente con nuestro nivel de satisfacción vital. Estar solos nos ayuda a potenciar la creatividad, promueve el autoconocimiento y nos ayuda a bajar revoluciones y descansar. La soledad debería enfocarse como una oportunidad para entrenar nuevas aptitudes y nuevas destrezas, como una manera de redescubrirnos a nosotros mismos.
Normalmente tememos la soledad porque la asociamos con abandono o desprotección. Esa sensación de desamparo suele producir tristeza, ansiedad, miedo… Como especie, los seres humanos estamos programados para la autoprotección, así que tendemos a buscar amparo en el otro como forma de cubrir nuestras necesidades. Esta operación es saludable ya que es positivo buscar el acercamiento con los demás y cultivar las relaciones, pero se convierte en un problema cuando es la única manera de autorregularnos, es decir, cuando el otro se convierte en una necesidad para nuestro equilibrio personal, ya que no podemos regularlo por nosotros mismos.
Peligros de no saber estar solo
- Dependencia emocional. Puedes mantenerte en relaciones poco constructivas o incluso tóxicas.
- Tomar decisiones equivocadas.
- Pérdida de hábitos propios.
- Desconexión de uno mismo.
- Complacencia. Volcarse excesivamente en satisfacer a los demás y desvincularse de las propias necesidades.
¿Cómo aprender a estar solo?
Aprender a disfrutar de la soledad es un proceso que debe ir afianzándose con el tiempo. Algunas ideas que pueden ayudar a conseguirlo son:
- Entiende qué significa concretamente para ti estar solo. Cada persona tiene un bagaje personal debido a las vivencias que ha ido acumulando. Según qué nos haya pasado en nuestra vida y cómo lo hayamos comprendido hace que asociemos unas u otras cosas a la soledad. P.ej. no la sentirá de la misma manera una persona criada en una familia numerosa que una persona adoptada en su infancia. ¿Qué asocias a la soledad?
- Tú puedes ser tu mejor compañía, pero para ello debes reconocerte. De la misma manera que disfrutas de la compañía de alguien porque te gustan ciertas características o formas de ser, también tú puedes producir mejoras en ti para gustarte más a ti mismo y disfrutar de tu propia compañía. ¿Qué te gustaría cultivar de ti mismo? ¿Qué te gustaría cambiar? ¿Qué nuevos aprendizajes o hábitos te gustaría promover?
- Explora hacia el exterior, prueba cosas nuevas y potencia tu espíritu aventurero. Por muy oculto que esté, está.
- Conócete interiormente, te ayudará a mejorar tu autoestima ¿Qué es realmente importante para ti? ¿Qué da sentido a tu vida? ¿En qué resaltas y qué queda por mejorar?
- Atiende a tu diálogo interno. Todos nos decimos cosas a nosotros mismos cuando reflexionamos. En ocasiones son críticas feroces o en ocasiones son mensajes validadores. Aprende a tratarte más amablemente, reduce la autocrítica constante y potencia los mensajes más constructivos. Trátate como te gustaría que te trataran.
- Date permiso para sentir cualquier emoción que puedas tener en cada momento. No censures ciertas emociones negativas, déjalas que aparezcan y analiza qué función tienen en tu vida en este momento.
- Sé constante en tus nuevas maneras de funcionar. Recuerda que los hábitos se consolidan a través de la repetición.
- Consulta con un psicoterapeuta si las implicaciones de la soledad te parecen inabordables o generan un grado de insatisfacción que no puedes manejar. Aprender a estar solo es posible con las herramientas necesarias.