La medicina evoluciona hacia una concepción holística, y con ella se produce una mirada más integradora y compleja del concepto de enfermedad y una concepción dinámica de la salud. El estrés ha dejado de entenderse como una forma del organismo de enfrentarse a una agresión externa. Hasta ahora se creía que tras una señal de alarma, el cuerpo se ponía en guardia para luchar o huir. La resistencia que se requería para sobrellevar esa presión, si se sostenía en el tiempo generaba el agotamiento y la saturación del sistema, lo que daba lugar a estrés.
El mundo actual, con múltiples demandas continuas muy diferentes entre sí, fuerza respuestas más complejas del organismo. La alostasis es la forma de responder al estrés físico o psíquico que generan estas demandas activando el sistema nervioso autónomo, el sistema inmunitario, el sistema cardiovascular, el eje hipotálamohipófiso-adrenal y el metabolismo. Ante una situación nueva, se da una respuesta neuroinmunoendocrina, ya que la persona está influida por factores biológicos, de factores cognitivos, de factores de personalidad y de factores ambientales. En otras palabras, la alostasis está relacionada con el bienestar y la supervivencia, es el nivel de actividad necesario de un organismo para estabilizarse a ambientes complejos en constante cambio.
Cuando la alostasis no funciona suficientemente bien y no se consigue la adaptación a la situación, se produce una activación desproporcionada e ineficaz que llamamos carga alostática. La carga alostática se produce por desgaste o agotamiento, cuando no existe un período de recuperación tras la activación alostática, cuando el funcionamiento es inadecuado o cuando el estímulo estresante se mantiene en el tiempo. Puede producir tanto patología física como psíquica: en el cerebro (debido a la influencia del cortisol sobre el hipocampo y la amígdala, llegando a afectar el aprendizaje y la memoria), en la conducta (ansiedad y depresión), en el aparato cardiovascular, en el metabolismo (síndrome metabólico y diabetes tipo 2), en el sistema inmunitario (enfermedades autoinmunes e inflamatorias, y posible aparición de células cancerígenas).
A lo largo de la vida es normal ir acumulando carga alostática, pero hay ciertos factores que la aumentan o disminuyen. La manera como la persona interpreta y se enfrenta a los problemas está basada en su historia previa, aprendizajes y entorno social, y cuanto más competente sea psicológicamente, menos carga alostática arrastrará. También puede ser aumentada debido a una dieta pobre, o adicciones a sustancias (alcohol, tabaco etc), y reducirse revirtiendo estos factores y aumentando el ejercicio físico. Técnicas de respiración o relajación, mindfulness o reprogramación cognitiva también son factores importantes que la reducen.